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5 razones para visitar Lisboa

Todos y cada uno de los que deciden visitar la capital lusa encuentran su lugar, para los más urbanitas y cool encontramos un mercado de diseño con materia prima de primera calidad, para los románticos, Lisboa ofrece unas vistas y paseos únicos. Los amantes de la música tienen su cita en Alfama con los clubs dedicados al fado, sin olvidar a las familias y los más pequeños que encuentran diversión por doquier.

El mundo es un mercado (Lisboa)

Perderse en los mercados de Lisboa siempre es un placer. Perderse en los laberintos de frutas, en el callejón de las verduras, el pasillo de la carne y el pescado, las flores y las antigüedades. Todo es posible. Aquí encontraréis algunas pistas sobre dónde comprar los mejores productos de la tierra. Porque comerse un buen plato de bacalao en “casa” (en un apartamento con cocina), no tiene precio. Os propongo dos mercados: El Mercado Da Ribeira y La Feira Da Labra, ambos con un atractivo innegable para autóctonos y turistas. Porque el mundo es un mercado. El Mercado gastronómico Da Ribeira Parada obligatoria para ponerse hasta arriba, hasta las trancas, con los productos típicos de la ciudad. Su localización es privilegiada: a orilla del río Tajo. Y allí podréis adquirir frutas, verduras, caracoles, bizcochos, hierbas aromáticas, etc. Es una visita ideal para conocer la comida local. Su arquitectura desde luego llama la atención. Se trata de una estructura de hierro y cristal gigante con mucha luz y mucho color, y es que además de puestos de alimentos veréis que hay por allí numerosos puestos de flores que colorean la escena. Es un mercado ilustrado, podemos decir, porque cuenta en la parte superior con una librería para pasar el rato antes o después de hacer la compra. Y ya de paso podéis ojear algún que otro libro de cocina portuguesa. Y aunque el primer Mercadillo Da Ribeira data del siglo XII, tuvo que ser trasladado a otra zona tras el terremoto que azotó la ciudad en 1755. Ahora ocupa unos 10.000 metros cuadrados en dos plantas y dicen los que...

Quioscos llenos de Frescura

Normalmente se asocia la palabra “quiosco” con variadas acepciones. Una de las más comunes se refiere a los lugares donde se concentra la venta de periódicos, revistas y hasta libros. En algunos hasta podemos encontrar caramelos, galletas y golosinas.

Casas de fado en Lisboa

Las mejores casas de fado en Lisboa Si hay algo realmente genuino y único en Lisboa (y no se come) es el Fado. Definido por algunos como la representación del alma portuguesa, este canto fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la USNESCO en 2011. Ten cuidado, por que el fado te arrastra por lo más profundo de tu melancolía, llegándote a transportar hasta el rincón más desgarrado de tu alma a través de las humildes cosas del vivir cantadas con un sentimiento superlativo. Desde luego, si vas a Lisboa es obligado ir presenciar una cantada en directo, ya sea como acto principal o acompañamiento mientras se cena o te toma algo en algún bar. Aquí nuestra selección de casas de fado en Lisboa. Hay que tener en cuenta que los restaurantes donde se ofrecen espectáculos de fado son más caros, ya sea porque se cobra un extra por espectáculo o porque al finalizar la cena, que es cuando suele empezar el espectáculo, hay que añadir las copas. Fado in Chiado Si tu idea no es cenar, sino asistir a un concierto de fados, Fado in Chiado los organiza a diario (excepto domingos) en el cine-teatro Gymnásio, Espaço Chiado (R. Misericórdia, 14, 2º Andar, 1249-038 Lisboa) a las 19h. Dura 55 minutos y la entrada cuesta 15€. Puedes comprar aquí tu entrada: http://www.fadoinchiado.com/   Clube de fado (R. S. João da Praça, 94 – 1100-521 Lisboa) En el Clube de Fado encontrarás a entusiastas del fado, un sitio auténtico donde además de servir excelente cocina tradicional portuguesa, cantan probablemente de los mejores fados de Lisboa.  Eso sí, debes ir pronto o no...

Viajar solo a Lisboa

Las ventajas de viajar solo comienzan en la propia decisión del itinerario del viaje. Es verdad que es bien posible que en realidad uno jamás decida nada de nada, del mismo modo que también resulta arduo determinar cuándo empieza y cuándo termina realmente toda travesía, pero de ilusión también vive el hombre y cuando viajamos sin compañía se acrecienta la de no estar forzados a pactar con nadie ni destino ni ruta. No sólo experimentamos cuando viajamos solos que ambos nos pertenecen por completo y en exclusiva, sino también el contenido y la forma de nuestro equipaje, materia de eternas disputas no siempre bien resueltas que pueden imperceptiblemente sembrar la primera semilla de futuras discordias que estallarán de repente como una bomba de relojería en algún momento del viaje después de haber estado anidando en un lugar invisible pero demasiado sensible de nuestra maleta. No solo destino, ruta y equipaje, también al viajar sólo tenemos la sensación de que nuestros propios recuerdos nos pertenecen. Pues pocas cosas pueden resultar más frustrantes que, al rememorar alguna anécdota del pasado viajero con nuestro acompañante, encontremos que ellos la recuerdan de manera bien distinta. Es evidente que al menos uno de los que recuerdan tiene que estar equivocado, pero a menudo nuestro convencimiento de que la otra persona es la errada es tan fuerte que podemos llegar a perderle el respeto. Cuando uno viaja solo recuerda lo que le da la gana, cuando le da la gana (porque viajar en compañía también muchas veces nos fuerza a recordar cosas que no deseamos revivir en momentos además conspicuamente  intempestivos) y puede olvidar si...

Jardín de Ultramar Lisboa

El antiguo Jardim do Ultramar de Lisboa ha ido cambiando su nombre a lo largo de los años pero no su singular belleza.

GoCar tour en Lisboa

¡Aprovechad vuestra estancia en Lisboa para hacer un tour con GoCar!

El Castillo de San Jorge en Lisboa

En lo más alto de Alfama, el lugar más antiguo de Lisboa, perdiéndose en la memoria de los tiempos, se yergue, como un centinela, el Castelo de Sâo Jorge, sucesivamente rehecho, reconstruido y acondicionado. En su mirador, a vista de pájaro, aparecen los tejados rojos de la aristocrática y melancólica Lisboa. Adentrarse a través de sus murallas es visitar el Portugal auténtico de calles estrechas, fachadas coloridas, ropa tendida entre las ventanas y ecos de fado. Es aquí donde se agazapa la ciudad vetusta y donde se conservan cada uno de los estratos que ha ido superponiendo la historia. Pero empecemos por el principio. Las últimas excavaciones arqueológicas han puesto de manifiesto que antes de que Lisboa recibiera, a la par que el nombre de Felicitas Julia, los privilegios de la ciudadanía romana, allá por el 60 antes de Cristo, fue una plaza ocupada por griegos y fenicios quienes se valdrían de su puerto natural para la realización de actividades comerciales. Serían estos navegantes los que, aprovechando la colina natural de la actual Alfama, edificaron una primera alcazaba rudimentaria de madera. Sobre esta construcción, los romanos levantaron una primera muralla de piedra. Siglos más tarde, distintos pueblos bárbaros recayeron en la ciudad del Tajo destruyendo todo aquello que se encontraba el paso. Cuando arribaron los musulmanes, a partir del año 711, tal había sido el desaguisado que Lisboa era apenas un villorrio habitado por unos cientos de almas. Entonces se levantó la doble muralla que ha llegado hasta nosotros. El recinto interior, el que se sitúa junto a la Torre de San Lorenzo (Torre de Sâo Lorenço), es el...

Asociación Naval de Lisboa

Curso de velas para todas las edades y niveles de experiencia, en el área de Lisboa. Los instructores están reconocidos por la Asociasión Naval de