El escritor de Samoa Albert Hanover relata en su extraña novela La hija de la luz como antes de escuchar la historia acerca de su diseño, él sólo fumaba Lucky Strikes porque el paquete le hacía pensar invariablemente en el artista estadounidense Jasper Johns.
Ya con anterioridad le había divertido el juego de palabras de la marca americana de cigarrillos, que permitía identificar en inglés el golpe de suerte que el nombre anunciaba con el encendido de la cerilla (to strike a match) que pondría en ignición el pitillo, y eso, de alguna manera, también le evocaba a Johns y a su elegante e incisiva ironía de vertiente duchampiana que ilustran tan admirablemente obras como El crítico sonríe, consistente en un molde metálico de cepillo de dientes colocado sobre un plinto del mismo material.
Todo en Johns, pese a la intencionada banalidad de sus temas y formas—o precisamente debido a ella, pues los diseños banales no generan ya energía alguna—es elegante siempre, empezando por su tan exquisito como magistral tratamiento pictórico del lienzo que no deja de remitir al concepto de inercia pictórica de Kenneth Noland, y terminando por su interés en la idea de la pintura como objeto y no como representación.
Fue en Lisboa, sin embargo, mientras Hannover trabajaba como profesor de español en una escuela de lenguas, que el director general de Lucky Strike en Europa, a la sazón alumno suyo, le aseguró que en el diseño del paquete, obra de Raymond Loewy, creador, entre otros, del logotipo de Shell y uno de los grandes nombres del diseño industrial, Johns no había tenido jamás ninguna participación.
En la cajetilla original una esfera pintada de rojo sobre un fondo verde representaban una bola en un tapete de billar—añadiendo así un nuevo juego de palabras al nombre de los cigarrillos. Al parecer durante la Segunda Guerra Mundial grandes cantidades de pintura verde fueron destinadas al sector militar por lo que, al escasear el color, Loewy rediseñó la cajetilla usando el blanco y el rojo característicos. La campaña publicitaria que anunciaba la nueva cajetilla hacía alusión al fenómeno empleando la ingeniosa frase “Los Lucky Strikes verdes se han ido a la guerra. Así que aquí está el elegante nuevo uniforme para el buen tabaco”. Al parecer las mujeres, que se incorporaron masivamente al mercado laboral y sus hábitos mientras los hombres eran movilizados, encontraban mucho más atractivo el paquete blanco, por lo que nunca se deshizo el cambio.
Pese a la detallada explicación, Hannover siempre siguió encontrando en el paquete de cigarrillos resonancias intensas con las inolvidablemente elegantes dianas de Jasper Johns, esas dianas que junto con sus banderas, números, letras mapas, y su estimulante sensibilidad neodadá supusieron el verdadero punto de arranque del arte pop en los Estados Unidos y cambiaron para siempre la cara del mundo artístico al convertir el objeto en pintura y neutralizar el vacío entre la vida y el arte.
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Paul Oilzum
Ahora, hasta el próximo 24 de abril, el Institut Valenciá d´Art Modern le dedica una exposición retrospectiva que muestra 91 obras de todas las épocas del artista. Si alquila apartamentos en Valencia no es bien que se la pierda.