Español
En los últimos dos años la Liga española, una de los tres campeonatos nacionales de la regularidad más importantes del mundo, se ha decidido en primavera en el estadio Santiago Bernabéu en el clásico que enfrenta a Real Madrid y F.C. Barcelona, los dos clubes más ricos y mediáticos del planeta. A pesar de que desde que Pep Guardiola se hizo cargo del equipo catalán en 2008, el fútbol del Barcelona se ha convertido en la máxima referencia mundial de calidad balompédica, no cesando de batir récords y acumular títulos, en las últimas dos ediciones de la liga ha necesitado ganar este trascendental partido de la segunda vuelta en el estadio de su eterno rival para poder asegurarse el campeonato.
Esto da prueba no sólo del proverbial gen competitivo madridista, incapaz de dar un título por perdido mientras existen posibilidades de conquistarlo, sino de la rotunda calidad del Madrid, un equipo supermillonario cargado de figuras internacionales que ha tenido la mala fortuna de coincidir en el tiempo con uno de los planteles más formidables y memorables de todos los tiempos. Pues parece fuera de duda que el Barcelona de Guardiola ha marcado ya una etapa inolvidable en la historia del fútbol, inscribiendo su nombre en un lugar de honor, junto al Madrid de Di Stefano, el Ajax de Cruyff o el Milan de Arrigo Sacchi, de la selectísima lista de escuadras capaces de ingresar en la leyenda después de dejar un poso tan duradero que parece imborrable.
No es extraño escuchar referirse a este Barcelona con el siempre exagerado calificativo de mejor equipo de todos los tiempos, honor ganado a pulso en partidos como el que en la primera vuelta de la liga en curso le enfrentó con el Madrid en el Camp Nou, su fabuloso estadio. Entonces un Barcelona absolutamente desbocado pasó por encima del Madrid endosándole un rotundo y merecido 5-0 que ya ha pasado a los anales de la historia de este deporte. También entonces se habló de mejor partido de todos los tiempos, pero al margen de la hipérbole innecesaria, su significación residió en reafirmar la superioridad azulgrana en un momento en que, con la llegada de Mourinho al banquillo blanco el pasado verano (uno de los dos únicos entrenadores capaces de privarle a Guardiola de un título desde su llegada al Barça) la afición madridista y buena parte de su soporte mediático, pensaba que, especialmente considerando los más de 300 millones de euros en fichajes gastados las últimas dos temporadas, las cosas estaban maduras para un cambio de jerarquía en el fútbol español que devolvería al Madrid de nuevo a lo más alto.
Cinco meses más tarde, el sábado 16 de abril a las diez de la noche, ambos equipos se verán de nuevo las caras en el Santiago Bernabéu en un partido que reeditará el debate, dándole una nueva oportunidad al Madrid de demostrar que se encuentra en condiciones de aspirar a suceder al Barcelona logrando la primera victoria sobre el club catalán en tres años.
Paul Oilzum
Se espera por tanto un partido formidable. En el mundo del fútbol nada supera un Madrid-Barcelona. Como podrá comprobar por sí mismo si alquila alojamiento en Madrid por esas fechas.
