End Google Tag Manager -->
GLOBAL SHORT RENTALS


Estambul y la edad del Mediterráneo

En una entrada relativa a Roma de este fabuloso cuaderno de bitácora comentábamos aquella hermosa escena del Espartaco de Kubrick en que al cabecilla de los gladiadores tras escuchar el recitado de una conmovedora canción  de ecos gnósticos acerca del retorno al hogar  (“Cuando el sol resplandeciente se retiraba del cielo/ Cuando el viento exhalaba su último suspiro en la montaña/ Cuando no se escuchaba ya la alondra en los prados…/ Cuando la espuma del mar dormía como una muchacha/ Y el crepúsculo rosado acariciaba el mundo/ Volvía a casa) lo vence el deseo y la tristeza de sólo saber pelear, de no ser capaz de cantar canciones hermosas y hacer que la gente crea en ellas, de no saber leer ni escribir, de no saber nada, de sentirse ignorante. De desconocer, por ejemplo, por qué no se caen las estrellas del cielo y los pájaros, por qué el sol abandona la escena al caer la noche, por qué la luna cambia de forma, de dónde procede el viento.

estambul edad mediterraneo

Su gran amor Varinia, tras mirarle inolvidablemente, responde a esta última pregunta hablándole de una cueva lejana en el norte donde duerme un joven dios cuyo aliento anima y agita los vientos de la noche cada vez que suspira  soñando con una muchacha.

Tal vez nunca haya habido nada que saber en absoluto, tal vez toda experiencia sea en rigor incomunicable, tal vez todo conocimiento se base exclusivamente en la fábula. Pero nuestra necesidad de saber es tan grande que no podemos vencer la querencia de legitimar las historias que nos inventamos para tranquilizar nuestro ánimo. La verdad, en efecto, está sobrevalorada, pero nada parece curarnos como especie de la adicción a este extraño sucedáneo, no importan lo ampliamente que estén documentados sus terriblemente perniciosos efectos secundarios, lo convincentemente que esté cuestionado el producto y lo barato que llegue a venderse en los mercados mediáticos. Nietzsche, más elegante, proponía substituir la verdad por aquello que favorece e impulsa la vida tal y como la deseamos. Pero parece que la mayor parte de nosotros sigue prefiriendo estrechar tristemente nuestro campo mental y despreciar ciertos relatos con el único argumento de que son falsos sin preguntarnos siquiera  por la existencia de otros criterios para las cosas tal vez más luminosos o válidos o desde qué punto de vista  resultan esas historias falsas.

Mientras no cambiemos nuestra forma de valorar el mundo las nuestras, nuestros nuevos mitos, correrán una suerte semejante (pienso en el comentario de ese personaje de Tarkovski acerca de cómo todas las civilizaciones han pensado siempre que su representación cartográfica del mundo era exacta). Así por ejemplo un estudio reciente de la revista Nature afirma, en contra de la anterior verdad científica, que el Mediterráneo se llenó de agua en un periodo inferior a dos años.

 

Esto habría ocurrido hace unos cinco millones de años. Si alquila apartamentos en Estambul prodigiosa ciudad de cruce de mares, historias, culturas y gentes se encontrará en un lugar incomparable para valorar como merece el relato.