James Morrison no es Jim Morrison. Jim Morrison era un drogadicto y borracho desalmado, el terror de las niñas adolescentes de California. Jim Morrison era James Douglas Morrison, un joven americano de una inteligencia y curiosidad bastante amplia. Con un armamento de lecturas que iban desde demonología medieval, filosofía, Antonin Artaud, Bertolt Brecht, Rimbaud y Marshall McLuhan y su “Civilización del Espectáculo”, Jim Morrison preparó un coctel singular durante los años 60’s y junto a The Doors, cambiaría las normas de la música en vivo, no solo desde una música ciertamente fabulosa sino también desde la manera en que se confronta al público, la performance en vivo, los aciertos y desaciertos de la publicidad de las estrellas del pop, el cine y por supuesto, los medios de masas. The Doors fue así un detonante en un época convulsa, de crisis, de guerra, en que todavía había mucho por descubrir en las trincheras del pop. Morrison, Jim no James, fue una suerte de cometa que dejo una luz cuya estela se mantiene hasta estos días, y muchas lecciones aún por aprender o re-aprender. Y no estamos hablando del estúpido mito, hablamos de las acciones realizadas en un escenario. Punto.
Debemos reconocer que las dinámicas de la música pop han cambiado drásticamente durante los últimos treinta años. El peligro de una banda o de un cantante de pop ha sido domesticado por el mercado aún más. El público mismo se encarga de domesticar a sus estrellas; sea que el público también se ha vuelto complaciente y no está dispuesto a ver a sus estrellas arder, prefiere conservarlas, ponerlas en el Iphone. Con seguridad, no habrá otro Kurt Cobain en la historia. Y cuando hablamos de pop incluimos cualquier género musical conocido. Desde la circulación de cualquier tipo de banda en la red, cualquier artista es pop. No importa de qué estilo sea, si experimental o soul o new wave, no interesa. Es pop, todo es pop: Pop. Si puedes darle “copy-paste”, es pop.
Jim Morrison no es James Morrison. Jim Morrison está muerto y James Morrison estará en Barcelona en la popular sala Razzmatazz este 24 de marzo. Lo que trae este Morrison es adecuado para conmover a esa chica que tanto te gusta en la primera cita; la combinación de un chico guapo de Rugby cantando canciones sensibleras, muy bien producidas para todos los gustos, con una cerveza helada en el Razzmatazz y luego algo de fiesta te pueden traer mucha suerte si lo planeas todo adecuadamente. Así, más allá de las estrategias amorosas, un concierto de James Morrison es sin lugar a dudas perfecto para el “adulto-moderno”, de tendencia “hipster” y sobre todo, enamorado todo el día todos los días. Para más información de James Morrison, no de Jim Morrison, entra a esta simpática página web sin pensarlo dos veces, solo déjate llevar: http://www.jamesmorrisonmusic.com/
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