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Posiblemente no haya recibido muchas críticas positivas la última película de Woody Allen, To Rome with Love, pero gracias a ella se han vuelto a encender los focos sobre Roma. De hecho, muchos la han definido como una campaña para promover el turismo, más que la obra de un maestro de la cinematografía. Pero nadie ha podido negar que la belleza de la ciudad eterna, por cuanto publicitaria fuese en la película, sigue quitando el respiro.
Una de las críticas más amargas ha sido la de una de las personalidades artísticas de la escena cinematográfica italiana, Carlo Verdone. El actor y director romano no ha apreciado demasiado la representación que Allen ha dado de Roma. Según él, el retrato de la ciudad no corresponde exactamente a la realidad. Su pensamiento no se refiere a la belleza de Roma, que ya se da por hecho, sino a la cotidianidad real de la vida en la ciudad. “Es una Roma vista con los ojos de los americanos, que cuando viajan aquí esperan encontrarla así: gente agradable, un poco basta, los monumentos y buena comida… Roma en realidad es una ciudad con muchos problemas […]”, refiriéndose al caos ciudadano en todas sus facetas: aparcamientos en segunda y triple fila, ruidos varios, lugares de interés público e histórico no del todo bien cuidados, etc.
Quizás su encanto derive también de su desorden y descuido, o puede que esté buscando una excusa para no ver el problema real (que como ciudadana italiana conozco y sé que existe). Pero no estoy aquí para aburriros con una análisis sociocultural de Roma ni tampoco con una tediosa reseña de To Rome with Love, tranquilos. Hablaré de lo bonito de la película… que es justamente Roma y sus rincones, sus fuentes, sus plazas, sus calles, la luz que la colora y la hace mágica.
Muchas de las escenas de la película se han rodado fuera de los lugares turísticos a los que estamos acostumbrados, es decir el Coliseo, los Foros Imperiales, Piazza Venezia, Piazza di Spagna o Piazza del Popolo. Así pues, en las imágenes se pueden apreciar lugares como:
El barrio de la Garbatella: surgido en 1920 como barrio popular para acoger A los operarios de esa zona industrial (Ostiense), y que se empezó a construir teniendo como referencia el modelo inglés de la ciudad jardín (Garden Cities), por lo tanto la mayoría de las casas y pequeñas villas tienen un espacio verde para que sus habitantes pudieran tener su propio huerto. El estilo de este barrio fue denominado Barocchetto por su similitud con el estilo arquitectónico barroco: figuras de animales, amplia utilización de motivos floreales y botánicos, etc.
Auditorium Parco della Musica: el templo más grande de Europa dedicado a la música, construido por el arquitecto Renzo Piano en 1995. Se sitúa en las afueras de la capital, entre las orillas del río Tevere, a la altura del Puente Duca D´Aosta, la colina Parioli y la Villa Olímpica. Hoy es el auditórium musical más visitado del mundo, por lo tanto una visita aquí es más que obligada.
Piazza Mattei: en el corazón del barrio de Sant’Angelo, ubicado en la parte izquierda del río Tevere, enfrente de la isla Tiberina, esta pequeña plaza acoge la Fontana delle Tartarughe (Fuente de las Tortugas) que según la leyenda popular fue construida en una noche para que el Duque Mattei (una de las potentes familias de finales de 1500) sorprendiese a su futuro suegro el cual no quería ofrecerle a su hija como esposa.
Con o sin Woody Allen, Roma se confirma como una de las ciudades más bellas del mundo y con muchos lugares aún desconocidos por la mayoría de turistas que la visitan cada año.
Busca alojamiento en Roma, verás que la ciudad eterna es mucho más de lo que puede contar una película.
