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Con la llegada del otoño es costumbre que las principales ciudades europeas se vistan de jazz proliferando a lo largo del continente un buen número de festivales que constituyen algo así como un circuito más o menos fijo para gran parte de las grandes estrellas de este género musical inclasificable que ha servido como pocas otras manifestaciones artísticas para caracterizar al siglo veinte.
Uno de los más prestigiosos y atractivos es el de Barcelona (http://www.barcelonajazzfestival.com/), que celebra este año su cuadragésimo cuarta edición a lo largo de un mes entero de conciertos que responden a una programación destacable tanto por la calidad de los intérpretes convocados como por el marcado eclecticismo de sus propuestas, rasgo este que también viene siendo común a la mayor parte de los certámenes jazzisticos internacionales, lo que no deja de provocar críticas entre el sector más puristas de entre los entendidos, harto de que el jazz sea considerado un cajón de sastre propicio para contener la mayor parte de la música que no acaba de encajar bien en las fórmulas tradicionales de la radio comercial.
Pese a su bien conocido gusto por la fusión, hasta los más puristas deberían estar encantados este año sin embargo con la actuación estelar el 20 de noviembre en la magnífica, ensoñadora y mesmerizante arquitectura del Palau de la Música Catalana del incomparable Sonny Rollins, a sus ochenta y dos años de edad tal vez la máxima leyenda viva del jazz en la actualidad y uno de los grandes gigantes que ha dado el género en el último medio siglo, tanto por su personalísima manera de tocar el saxo tenor como por el estimable número de sus composiciones que son ya estándars del jazz desde hace mucho tiempo.
La presencia de Rollins serviría por si sola para ensalzar cualquier festival pero este extraordinario músico neoyorquino no será el único coloso del jazz que honrará el Palau durante la segunda mitad del festival, que terminará con el espléndido colofón que siempre supone un concierto del trío (completado en esta ocasión por Brian Blade coo baterista y Christian Mc Bride al contrabajo) del mercurial pianista y compositor Chick Corea, un músico genial e inclasificable embarcado de continuo en nuevos y fascinantes proyectos creativos que mereció el año pasado un mes entero de homenaje por parte del Blue Note neoyorquino para celebrar su septuagésimo cumpleaños.
Será un colofón difícilmente superable para un festival donde también podrá admirarse, entre otras actuaciones destacadas, el conmovedoramente seductor talento de la última formación de la Orquesta Buenavista Social Club, liderada por la portentosa vocalista Omara Portuanda, la penetrante sensibilidad de Albert Plá o la rotunda calidad del cuarteto de Francesco Bearzatti, considerado el mejor músico de jazz europeo de 2011 por Académie du Jazz, la música de todos los cuales puede escucharse en una lista elaborada por el festival y accesible en Spotify.
Si alquila alojamiento en Barcelona, súmese a esta espléndida celebración de la música, la vida y el arte que hace más llevadera la llegada del otoño y el anuncio del irremediable invierno.
