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Qué ver en Napoles: Un recorrido por el antiguo Nápoles

Siempre me había aburrido la historia, pero creo que es porque no me la explicaban bien. De hecho, ahora me entusiasma saber de dónde venimos, quién había allí antes o por qué nuestro pueblo se llama así. Estas cosas. Además, hacer un poco de búsqueda histórica antes de visitar una ciudad creo que es un ejercicio muy interesante ya que la experiencia, seguramente, te enriquecerá mucho más.

Así que, como mi próximo destino es Nápoles quise informarme. Me encantan los barrios antiquísimos, de piedras en las casas y baldosas en los suelos, y vecinas que llevan conversaciones mientras tienden la ropa desde sus balcones, uno a cada lado de calle. Siempre que estoy en uno de estos barrios, me gusta imaginar cómo sería esa misma calle hace, no sé, 5 siglos. Y 10 siglos. Y un siglo. Pues bien, voy a intentar contaros los orígenes del antiguo Nápoles sin aburriros. Para que, si vais a visitar la ciudad, sepáis un poquito más sobre sus orígenes y por qué es como es.

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En una isla muy cercana a Nápoles se sentó la primera colonia griega de Occidente, en el siglo III aC. Sus habitantes tuvieron que dejar la isla por las malas condiciones geográficas y mudarse al continente. Allí fundaron una ciudad que un siglo más tarde cambió de nombre por deseo de los descendientes de esos griegos. Pasó a llamarse Parténope. Posteriormente, debido a constantes invasiones por parte de los etruscos, los griegos tuvieron que pedir ayuda a los romanos, eso sí, a cambio de que la ciudad pasara a formar parte del imperio de Roma. Así, ésta paso a llamarse Neapolis y a ser una ciudad greco-romana, hasta que murió el último emperador romano, el siglo V. Entonces la ciudad pasó a manos de los bárbaros (para los romanos, los bárbaros eran todos aquellos extranjeros de las comarcas fronterizas con el Imperio susceptibles de invadirlo).

Al siglo X llegaron los normandos, con quienes los napolitanos, curiosamente estaban bastante contentos. Por eso despreciaron al enemigo del rey normando cuando le desbancó el germánico, y en seguida se pusieron de parte del próximo rey, Carlos de Anjou, francés. Estamos ya en siglo XIII. Con los franceses, que reinaron durante dos siglos, llegó en resurgimiento artístico de la ciudad de Nápoles. Entre otras cosas, construyeron el Castillo Sant’Elmo.

Con la caída del imperio francés, la ciudad quedó en manos de los Húngaros hasta que los aragoneses se decidieron a conquistarla, en el siglo XVI.

Pongámosle la cara al Antiguo Nápoles:

La calle principal del casco antiguo de Nápoles se llama vía San Biagio dei Libra (antiguamente, Spaccanapoli). Si te das un paseo de principio a fin por esta calle, que atraviesa la ciudad y la divide en dos (como su antiguo nombre indica) te irás encontrando con los principales monumentos de la ciudad.

La iglesia Santa Chiara, construida bajo el mandato de los franceses en el siglo XIV de estilo gótico provenzal que quedó difuminado al añadírsele ornamentación barroca en el siglo XVII. Lo mismo pasó con la iglesia de San Francesco delle Monache.

La Piazza San Domenico fue uno de los éxitos urbanísticos de la época aragonesa que conserva piezas de antiguos imperios.

Si quieres ver los restos de la civilización greco-romana, dirígete hasta el final de la Via San Gregorio Armeno.

Y si te entusiasma la historia y las leyendas, no te vayas de Nápoles sin explorar las cuevas subterráneas de la ciudad: desde la piazza San Gaetano, en el corazón del casco antiguo, y emprende un recorrido de dos horas a través de galerías y cisternas que te transportarán en el tiempo.

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