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Con toda probabilidad el Cabaret Fledermaus, diseñado en 1907 por Josef Hoffmann y famoso desde entonces para siempre por el contraste que formaban la divertida, vibrante y hedonista policromía del mosaico formado por los azulejos de las paredes con el suelo ajedrezado en blanco y negro de la sala, donde reinaban las ya legendarias sillas Fledermaus, fuera la creación más popular del movimiento vienés de la Werkstätte (Talleres Vieneses).
Su origen se halla en un encargo de Fritz Waendorfler, un caballero adinerado de gustos elegantes y exquisitos que soñaba con la creación de un lugar sofisticado de entretenimiento en la ciudad de Viena, una preocupación de alguna manera en la línea de pensamiento Art Noveau conducente a vincular a través del estilo todas las áreas y formas de la vida una vez infundidas éstas del sentido de lo artístico, lo que explica el hecho de que el término Art Noveau no sólo se extendiera a los mundos de la danza, el teatro, la canción y la literatura, sino que éstos mostraran a menudo los rasgos formales de la sensibilidad estética a la que el nombre aludía.
Los principios de la arquitectura del edificio guardaban una estrecha relación con los empleados en la creación de una de las grandes obras maestras de la Wiener Werkstätte, el Palais Stoclet de Bruselas (1905-1911). A saber, el uso de sencillas formas cuadradas y rectangulares, efectos de contraste basados en el blanco y negro, y bandas cinceladas de metal con decoración en relieve en forma de guirnaldas.
Dado que la memorable sala del Cabaret Fledermaus era más ancha que larga, el espacio entre los actores y los espectadores quedaba sensiblemente reducido y colocaba todas las maravillosas sillas donde éstos se sentaban y que pasarían pronto a convertirse en un clásico del diseño del siglo veinte a una distancia ideal del escenario.
No eran las célebres sillas Fledermaus sin embargo, el único elemento donde podía apreciarse la intervención de una admirable labor de diseño. Tanto la iluminación, como la decoración, la vajilla, la cubertería y el arreglo y adorno de las mesas delataban la participación de talentosos artistas en campos como el diseño de luces, el diseño de mobiliario, la cerámica y la platería.
De hecho, como se ha señalado en más de una ocasión, habida cuenta de la lista de creadores que participaron en el diseño del interior del Cabaret Fledermaus, éste bien puede considerarse el escaparate definitivo de la Wiener Werkstätte, pues no en vano dicha nómina incluye los nombres de casi todos los integrantes del grupo, incluidos Fritz Dietl, Josef Hoffmann, Gustav Klimt, Oscar Kokoschka, Michael Powolny, y Fritz Zeymer entre otros, y los objetos que allí se encontraban originariamente han pasado a ser sinónimos de la actividad artística del mismo, se trate de la mencionada silla Fledermaus de Josef Hoffmann, el putto de Michael Powolny—tanto en su versión de cerámica policromada como en la de blanco y negro, sin duda la estatuilla insignia del grupo—o sus famosos jarrones, centros de mesa o papeleras hechas de láminas de metal perforado.
Para mas detalles http://www.fledermaus.at/web/clubnet_v2/
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Paul Oilzum
Aunque su aspecto ha cambiado sensiblemente, el cabaret sigue existiendo como vibrante discoteca y sala de conciertos indie. Bien merece una visita cuando alquile apartamentos en Viena
