Una parte esencial de cualquier viaje a Estambul es experimentar el encanto aromático del café turco o kahve, como se conoce en el idioma local. Cuando te sientes en las terrazas de las calles exóticas de la ciudad bebiendo este fuerte líquido en pequeñas tazas estampadas, estarás probando la fuente de una larga tradición que ha crecido desde que el café fue introducido al Imperio Otomano en el s.XVI.
El café turco se diferencia de aquel europeo o de las antípodas en como se sirve. Hervido lentamente en un cazo llamado cezve y normalmente condimentado con canela o cardamomo, el resultado es una aromática taza de mitad líquido mitad molido amargo (que no se bebe).
Tradicionalmente, a las chicas jóvenes se les enseñaba el arte de preparar el café para el eventual día en que sus futuros maridos vinieran a pedirles la mano. La leyenda turca dice que si el café se servía amargo, la chica no estaba interesada en su pretendiente y que si el café era muy dulce, estaba de acuerdo con la petición de mano. También se dice que la decisión también ocurría en el sentido opuesto, que dependiendo en el sabor y la presentación del café, se podía determinar si la chica sería apta para ser una esposa.
El café también ha tenido un papel importante en la vida cotidiana de los turcos, siendo una tradicional forma de hospitalidad, una señal de dar los mejores deseos a alguien o una bebida para romper el hielo antes de empezar una conversación importante. También es servido cuando la gente se junta con amigos, cuando los hombres juegan al backgammon, un juego muy popular y amado en Turquía, o cuando las mujeres se juntan para comer dulces.
Una evolución de estos encuentros sociales es el juego de decir la buenaventura fijándose en el molido que queda del café. Adivinar el futuro en el residuo del café turco es un proceso específico, donde se inclina la taza, se gira y se pasa en cierta manera donde se interpretan las formas que quedan dentro de la taza. Esta tradición que una vez fue bastante común en todas las casa, en el Estambul de hoy día, normalmente se interpretan los gránulos de café de una manera más desenfadada, prediciendo el futuro de los amigos medio en broma y contándose historias de sueños, relaciones y dinero.
Siendo Estambul una ciudad emprendedora, no es ninguna sorpresa que las empresas modernas se hayan apoderado de esta pasión por el café, adivinar el futuro y contratar a adivinos y adivinas en sus cafeterías. Beyoglu, el moderno suburbio de Estambul, con sus calles laberínticas y boutiques de diseñadores, mantiene las pequeñas cafeterías que han adoptado la cultura tradicional del café y la han mezclado con la modernidad, ofreciendo adivinos y adivinas a intrigados turistas y a clientes supersticiosos.
Para encontrar tu camino hacia la presencia de estos adivinos que se fijan en los residuos de las tazas de café, toma el tranvía desde Sultanahmet cruzando el río y entonces sube la cuesta hacia la simbólica Torre de Galata, que yace en medio del animado barrio de Beyoglu. En las pequeñas calles que hay alrededor de la torre, sentirás el olor a café y los verás listos para ser tomados. Si sigues caminando por la calle principal, acabarás en la famosa Plaza Taksim, pero antes de que encuentres todo el barullo de Istiklal Caddesi, asegúrate de explorar las callejuelas, que cobijan muchas cafeterías con adivinos, talleres de artesanos, galerías de arte y muchas otras delicias compatibles con el café.
Sentado en la calle, en medio de las encantadoras tiendas, cafeterías y apartamentos en Estambul, olerás el aroma del café más tradicional mientras es preparado, y probarás la historia dentro de una taza a la que aprenderás sobre la cultura turca que ha sobrevivido todos estos años hasta hoy.