En el periplo biográfico del cuarteto barcelonés de pop-rock Manos de topo, que ofrecerán un concierto en la emblemática sala Apolo La (2) del Poble Sec el viernes 29 de marzo, se encuentra presente un buen número de características arquetípicas que sirven para definir a las bandas del circuito independiente.
Para empezar, se trata de un grupo fundado originalmente por dos estudiantes de cine, que, dentro de ese espíritu autodidacto DIY (Do it Yourself) que desde el prepunk viene impulsando a gran parte de los grupos más estimulantes y esenciales de las últimas décadas, quisieron aludir a su falta de pericia y destreza musical directamente a través de su nombre como manera de sacudirse cualquier tipo de complejo de insuficiencia asumiendo ese rasgo como una seña de identidad diferencial no ajena al humor y la ironía.
Pues humor y ironía son, en efecto, dos de las características más notables de Manos de topo y ambos permean sus en apariencia románticas canciones, en una parodia del género común a buena parte de los grupos más destacados y de culto de la escena de pop-rock independiente español, y muy particularmente catalán, cantado en castellano, en un amplio espectro que, pasando por Love of Lesbian podría ir con diferentes matices de Astrud a The New Raemon, quienes precisa y tal vez muy apropiadamente se ocuparon de la producción de Escapar con el anticiclón, último álbum de Manos de topo hasta la fecha.
Por otra parte, su muy particular deconstrucción paródica de la canción romántica a través de una música que de alguna manera parece evocar el sonido de algunas de las bandas más representativas de la movida de los años ochenta y letras inspiradas en historias de fracasos amorosos que se ofrecen al oyente y/o espectador con una voz al límite del llanto e intencionadamente empujada hacia lo abiertamente desafinado en virtud a una emoción teatralmente exagerada se dio a conocer al público a través de Myspace, llamando desde este espacio la atención de diferentes sellos de música independiente así como de la crítica especializada, parte de la cual llegó a incluir su primer álbum, Ortopedias Bonitas, entre los mejores discos españoles de la primera década del siglo XXI.
Lo cierto es que algunas de las canciones allí recogidas, tales como La chica tripolar, El cartero u Otra llamada, se han convertido desde hace tiempo en verdaderos objetos de culto para un número progresivamente creciente de aficionados entregados. Todas ellas nacieron de la determinación de reírse de ellos mismos y de sus ya legendarios y tal vez apócrifos fracasos amorosos como medio de mantener la amargura y la desesperación a una prudente distancia. Algo que marca una diferencia sensible con respecto al “pathos” de German Copini y Golpes Bajos, con quienes, en virtud al sonido de la voz de Miguel Ángel Blanca y pese a haber declarado este no haber escuchado a Copini hasta hace muy poco, frecuentemente se les ha comparado.