Además del nombre de una de las más influyentes y menos populares bandas de la explosión de punk-garage-grunge de finales de los ochenta y comienzos de los noventa procedente de Seattle, Mudhoney es una película de culto del género sexploitation de los años sesenta filmada en blanco y negro en 1965 bajo la dirección del incomparable Russ Meyer. Una historia satírica de personajes de la época de la gran depresión americana inspirada libremente en una novela de Raymond Friday Locke en la que una serie de personajes se ven arrastrados por un poderoso torrente de pasiones primitivas y emociones crudas que aspiraba a ofrecer una representación gráfica del amor, la pasión, la lujuria y cierta violencia de carácter sádico de manera cáustica e inteligentemente paródica.
Curiosamente Norah Jones, que ofrecerá un concierto en el Royal Theatre Carré de Ámsterdam el 28 de mayo (http://www.carre.nl/nl/home), conoció de la existencia de la película poco después de haber trabajado con Danger Mouse, el productor de su último y recién salido nuevo disco Little Broken Hearts que presentará a lo largo de la gira en curso, en el álbum Rome, un homenaje particular compuesto a medias con Daniele Luppi a las películas italianas de género de los sesenta y setenta y sus mangíficas bandas sonoras obra de músicos tan dotados como Ennio Morricone, Piero Umiliani, Bruno Nicolai o Piero Piccioni. Fue durante la colaboración en este álbum que Norah Jones y Danger Mouse decidieron trabajar juntos en el siguiente disco de la cantante neoyorquina criada en Texas entre la música country a la que rinde tributo tan entrañable como estimulantemente con su banda The Little Willies y en el despacho del célebre productor musical de marcadas tendencias cinéfilas donde se topó con un póster de la película de Meyer, quedando tan fascinada por el fabuloso aspecto de la protagonista que decidió adoptarlo como inspiración directa de la imagen del nuevo disco y de la nueva gira—de hecho el álbum contiene trabajo gráfico basado en sesenta pósters de películas de sexploitation de la época.
Con la talentosa cantante al piano, bajo y guitarras y Danger Mouse ocupándose de la batería y los teclados, Little Broken Hearts, compuesto por ambos a medias, supone una nueva reinvención de Norah Jones a través de un sonido fresco deudor de la nueva ola y no ajeno a la experimentación que a menudo recuerda a Blondie o al Brian Ferry de las mejores épocas. Su voz sigue siendo tan invenciblemente seductora como siempre y demuestra una vez más la increíble facilidad con la que es capaz de fluir sobre cualquier estilo musical hasta desarmarnos por completo en virtud del exquisito gusto natural con el que entrega cada una de las canciones sin desvirtuarlas nunca, más bien al contrario, respetando su esencia sin dejar de convertirlas en algo muy suyo y muy nuevo.