Durante lo que queda de este año y hasta el 9 de enero de 2012 el Centro Pompidou de París exhibe la obra más interesante y diversa del artista noruego Edvard Munch. Con esta exposición, el Centro Pompidou busca mostrar una faceta distinta del pintor que fue famoso por su obra El Grito, que la crítica lo ha encasillado en el simbolismo, mostrando su faceta más moderna a través de sus trabajos en fotografía.
La exposición está organizada en torno a ciento cuarenta obras, de ellas hay cerca de sesenta pinturas y cincuenta fotografías y varias experiencias fílmicas. Además se muestra por primera vez esculturas realizadas por Munch.
Lo interesante de esta muestra es la evolución en el trabajo de Munch, quien obsesivamente fue rehaciendo o repitiendo algunas de sus obras y transformando en ellas su propio estilo. Una de ellas es Jóvenes Muchachas Sobre el Puente, cuyas siete versiones son un dialogo permanente del artista con su obra. En este cuadro que pertenece al simbolismo se pueden ver ciertos trazos que van transformándose en un trabajo con leves matices expresionistas, demostrando los rasgos psicológicos del artista y su búsqueda permanente de la representación simbólica de su obra.
Si bien Munch ha sido ubicado como un simbolista y preexpresionista del siglo XIX, cuya angustia psíquica y alma atormentada lo lleva a pintar los aspectos sombríos de la humanidad, la muestra explora a otro Munch, que distante de ese prejuicio vivió activamente las transformaciones y los debates estéticos que abrieron otras ventanas al arte de su época, como fue la fotografía y el desarrollo de la técnica en torno a la imagen.
Su inspiración modernista lo van a llevar al teatro e incluso incursiona en el cine. Se hace autorretratos, lo que declara en una entrevista realizada en 1938 y explica que aprendió mucho de la fotografía y que había tomado muchas imágenes de si mismo. En sus fotografías explora los primeros planos, son en su mayoría autorretratos exploratorios de su fisonomía.
Su misma obsesión con la repetición en la pintura la va a remarcar en su vida y en la fotografía. Munch se obsesiona con ciertas imágenes y las copia en su retina para repetirlas tantas veces como sea posible. Así se puede observar en su encuentro con la modelo Rosa Meissner, quien aparece en una fotografía y en numerosas pinturas, así como en una de las extrañas esculturas en bronce. Es como si quisiera memorizar lo que le es agradable y sostenerlo en la memoria de todas las maneras posibles.
Otro de los aspectos que va a apasionar a Munch y lo impregna en su obra es la materialidad. Juega con cierta disolvencia en sus imágenes a través de cierta búsqueda de transparencia en todas sus pinturas, concepto que intenta repetir en la fotografía a pesar de la técnica limitada que impide lograr efectos sofisticados, lo que demuestra que Munch fue mucho más que un buen pintor.
Para más información http://www.centrepompidou.fr/Pompidou/Manifs.nsf/AllExpositions/B7B16198B955CF3BC1257824003508B8?OpenDocument&sessionM=2.1.2&L=1&form=Actualite
Nancy Guzman
Una gran oportunidad para conocer nuevas facetas de Edvard Munch es esta exposición, así que si piensas estar unos días de vacaciones en apartamentos en París no dejes de asistir al Pompidou.