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Egon Schiele: autoretratos y erotismo en sus cuadros

Lo peculiar de su línea, sus trazos casi quebrados, la deformación a la que sometía la figura para mostrarnos otros ángulos, otras maneras de percibir el cuadro, y su enorme carga erótica hicieron que desde el principio el trabajo de Egon Schiele tuviera algo intrigante para mí, algo que llamaba mi atención.

egon schiele

El descubrimiento de este pintor nacido en Viena se lo debo a Vargas Llosa, quien utilizó el fuerte componente erótico de sus cuadros para conflictuar la relación entre Fonchito y su madrastra en el libro “Los cuadernos de Don Rigoberto” (una lectura muy recomendable, dicho sea de paso). En cuanto terminé de leer el libro, me sumergí en la obra de Schiele.

A pesar que por un momento pensé que su fijación por el autoretrato era una simple evidencia del narcisismo del autor, leyendo a los críticos pude percatarme del especial proceso de introspección que Schiele revelaba en sus cuadros: nunca mostró un retrato fiel de su rostro porque no era el yo que se veía el que quería representar, sino más bien captar su alma, su estado anímico, sus complejidades. Para explicarlo con un ejemplo, los autoretratos de Schiele serían para él como el espejo para Dorian Gray, que le muestra su verdadero ser, no la apariencia que todos ven. Por eso Schiele deformaba conscientemente su autoretrato, para presentar una tensión entre el yo verdadero y el yo representado, buscando en ese conflicto reconocerse a sí mismo.

Y fue esa peculiar mirada lo que le dio una perspectiva diferente a toda su obra, y que le hizo ganarse el respeto y consideración de Gustav Klimt, el pintor que tan determinante fue para su obra.

A pesar que el trabajo de Schiele es original y novedoso, tuvo como gran modelo a seguir a Klimt, sin conocerlo, su admiración por él era tan grande que se atrevió a recrear algunos de sus cuadros, como “Muchacha semidesnuda tumbada” de 1904, “Judith II” de 1909, “Serpientes acuáticas II” de 1904-1907, entre otros.

A partir de 1910 podemos ver que en la obra de Schiele empieza el distanciamiento con la influencia de su maestro y se hace más frecuente y fuerte su devoción por el erotismo, en sus cuadros vemos cuerpos desnudos, hombres y mujeres explorando su sexo, amantes haciendo el amor, prostitutas mostrando sus senos, todos bajo esa mirada encendida de Schiele, esa manera particular de intentar descifrar las cosas. Para él el erotismo era tan importante que sentenció: «También la obra de arte erótica es sagrada». Erotismo era un sinónimo de ver el mundo con alegría, libremente, sin trabas, y se entregó a él no solo en sus cuadros sino también en su vida personal, sin llegar nunca a la promiscuidad, pues sus parejas son conocidas y sus relaciones fueron estables.

Sin lugar a dudas Egon Schiele es uno de los pintores más importantes de fines del siglo pasado, vale la pena acercarse y conocer su obra.

Para aquellos que gustan de darle un toque cultural a sus viajes de turismo, una visita al Museo de Bellas Artes Viena puede ofrecerles una excelente oportunidad para apreciar algunos de los cuadros representativos de la obra de Schiele.

 

 

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Alquilar apartamentos en Viena la ciudad donde nació Egon y lo inspiro para crear su magnifica obra. Lo recomendamos como punto de partida para empezar a explorar esta moderna ciudad, su intensa propuesta cultural y las teorias de Egon