La figura y obra de Francisco de Goya (1746-1828), considerado casi con unanimidad como uno de los pintores más importantes e influyentes de todos los tiempos, se asocia inevitablemente con Madrid, ciudad donde no sólo suceden algunas de las escenas más célebres de sus cuadros sino que además se conserva la mayor y más significativa parte de su obra. Al menos desde Delacroix, no viene siendo inusual la peregrinación de pintores de todo el mundo al Museo del Prado para poder estudiar al maestro español a fondo y de primera mano, siendo una parte de la prestigiosa pinacoteca madrileña poco menos que un museo Goya por derecho propio.
De esta íntima asociación con la capital de España proviene, al margen de la pasmosa calidad de las obras expuestas, parte de lo extraordinario de la muestra que bajo el nombre Goya. Luces y sombras dedica el CaixaForum de Barcelona (http://obrasocial.lacaixa.es/nuestroscentros/caixaforumbarcelona/goya_es.html) al artista hasta el 24 de junio como manera de conmemorar a lo grande su décimo aniversario. No en vano la última exposición antológica de Goya en la ciudad tuvo lugar hace casi 40 años. Se trata además de la primera de cuatro grandes exposiciones que en colaboración estrecha con el Museo del Prado de Madrid, La Caixa planea organizar en los próximos cuatro años.
Aunque la muestra no tiene la ambición de ser exhaustiva y faltan inevitablemente un buen número de obras maestras, lo cierto es que a través de un centenar de piezas bien seleccionadas la exposición pasa revista a toda la trayectoria del artista aragonés, extraordinariamente rica tanto en lo relativo a temas y asuntos ( autoretratos, retratos y retratos de corte de escalofriante poder de penetración psicológica, escenas costumbristas y festivas, grandes escenas históricas de carácter casi documental, reflexiones desencantadas y amargas, críticas sociales y denuncias de la guerra…) tratados de una manera bien realista, bien simbólica, como en lo que tiene que ver con técnicas (en la obra de Goya se han visto los precedentes más inmediatos de movimientos posteriores como el impresionismo y el expresionismo) y formatos diversos, desde pintura al óleo (La maja vestida) a cartones para tapices (El quitasol) pasando por grabados y dibujos (Las series de Los Caprichos y Los Desastres de la Guerra), en función de los destinatarios.
Es este precisamente uno de los aspectos en los que se pone más énfasis, evidenciar la pasmosa riqueza de recursos temáticos y técnicos de Goya así como la tensión en su producción entre las obras realizadas por encargo y aquellas otras motivadas por su propia necesidad de expresarse libremente, que de alguna manera refleja ciertas contradicciones ideológicas existentes entre diferentes miembros de la clase social que más le tocó frecuentar en tanto que pintor de corte en el contexto particularmente extremo y distorsionado de las guerras napoleónicas en España.
Todo ello sin perder de vista los puntos de contacto con una serie de artistas en los que es sensible la influencia del que para muchos fue tal vez el primer pintor moderno. Quizás le apetezca echarle un buen vistazo cuando alquile apartamentos en Barcelona