Poner en escena el cuerpo, es sin duda una de las formas de expresión más antiguas de la historia. Un escenario. Público. Enfrentarse a la escena que se reparte entre todos los presentes e interpretar un papel, hacer un baile, cantar. El impacto de las artes escénicas en la actualidad continúa. Frente a todas las posibilidades actuales en que el espectador puede acceder en tiempo real a intervenir en espacios digitales o realidades virtuales, donde no hay juicio exacto del alcance de la obra que se presente y, además, se reduce la experiencia estética en grupo a un monitor y algunos otros artefactos, las artes escénicas continúan siendo una posibilidad de diálogo abierto y de confrontación. La danza se hace así maquinaria de significados y sentidos, la performance una intervención en campos semánticos que están por encima del común denominador. La música en vivo del mismo modo, genera momentos sensoriales muy importantes: ningún disco se asemeja a la experiencia de escuchar una banda en vivo, y las posibilidades única de la experiencia, el concierto como fuente de nueva música que, a pesar de sonar parecida, nunca será el documento que es una grabación de estudio.
A diferencia del resto de formantos del arte contemporáneo actual, las artes escénicas tienen la capacidad de impactar al público a un nivel mucho más profundo y a la vez tradicional. Frente al gran marasmo de posibilidades del arte conceptual reciente, en que las ideas se difuminan o se hacen materia, o la materia se hace idea y se disuelve en el cubo blanco de la galería, si bien la danza, el teatro y la performance actual manejan conceptos complejos tanto de escena como de ejecución, el choque que generan frente al público es siempre mucho más inmediato, y de este modo la reacción frente a la obra representada es más sólida y directa. Con la música además, en las presentaciones en vivo, no hay punto de caída o dobles interpretaciones o tiempo para regresar a escuchar el tema que se pone en escena. El impacto viene de una sola pasada, y causa o no causa reacción alguna. Quizás ahí que haya mayores riesgos en el arte musical.
Roma es una ciudad con larga tradición en las artes escénicas, y es sin duda el mejor espacio para disfrutar de un festival que englobe todas estas posibilidades. El festival Romaeuropa es la mejor opción este otoño si lo tuyo es la performance, la danza y el teatro. Además de estos, habrá concierto y buena música. Entre lo mejor del festival, estará Zeitkratzer, presentando el Metal Machine Music de Lou Reed, un disco emblemático de los 70’s que además tiene mucha historia, por haber sido pionero, queriéndolo y lo más seguro sin querer, de todo el género noise e industrial posterior de los 80’s. Para más información de este interesante festival, visita la página web de de la fundación Romaeuropa, donde encontraras datos de las presentaciones, entradas, y la programación completa de los eventos. Haz click en esta página web: http://romaeuropa.net/en/festival.html
Nada mejor que conseguir apartamentos en Roma disfrutar de unos días del Romaeuropa, y pasear por una de las ciudades con más historia de todo el continente europeo. Altamente recomendado.