Triana ha sido elegido este año el sexto barrio más demandado por los turistas del mundo. Y no es para menos. Mientras sus sombrías callejuelas son un remanso de paz, diez pasos más allá, en cualquier bar, puedes encontrar barullo y solera derramándose por sus rincones. Es un barrio particular y auténtico, diría que el más propio de Sevilla.
Cerca del Altozano, donde se encuentra la calle Alfarería, y en sus aledaños, todo un barrio alfarero se mantiene vivo en la actualidad. Es ahí donde vamos a trasladarte esta semana:
El punto neurálgico de la ruta es el Centro de Cerámica de Triana, un museo inaugurado en 2014 que nos pondrá en antecedente de la historia del barro en Sevilla en un edificio con una arquitectura muy singular.
Antes de ser centro de exposiciones, esta construcción llevaba dos siglos trabajando la alfarería. La fábrica pasó por varias manos hasta que en 1939 se le dio el nombre de Cerámicas Santa Ana (patrona de Triana), denominación que aún se puede leer en el rótulo de la entrada.
Después de pasear por el interior del edificio, uno se da cuenta de todo lo que conlleva este trabajo, de cómo se crean y nacen las típicas cerámicas andaluzas, desde los hornos a su coloreado.
También existe una pequeña exposición de Triana en la que se explica de dónde viene el folklore que caracteriza al famoso barrio.
Tras conocer la historia, nada como darse un paseo por las calles de su alrededor y comprobar con tus propios ojos, cómo existen aún numerosos comercios con azulejos y barros, con letreros curiosos con frases llamativas como reclamo, que una vez más nos demuestran el estilo de Triana.
Para finalizar el plan, te propongo salir a la calle San Jacinto, muy próxima y eje vertebral trianero por excelencia, donde puedes tomar una caña fresquita y relajarte viendo a la gente pasar.
Escrito por Claudia, de Losviajesdeclaudia.com