La prestigiosa colección Mumok del Museo de Arte Moderno Ludwig Trust de Viena, que temporalmente abarca un espectro que cubren esencialmente la mayor parte del siglo veinte, está comprendida por un número aproximado de nueve mil obras resultado de disciplinas tan diversas como la obra gráfica, el dibujo, la pintura, la escultura, la fotografía, el vídeo-arte, el cine o el diseño de muebles, sin mencionar sus extraordinarias maquetas arquitectónicas. Bastaría con ello para convertirla en una colección artística más que digna de visita, pero además alberga un formidable material documental relativo a los años sesenta del siglo veinte.
Destaca, muy especialmente, su abundante y representativa selección de arte de la década mencionada, en particular en lo relativo a sumamente estimulantes movimientos de la época tales como el Nuevo Realismo, Fluxus, el arte Pop o, de manera aún si cabe más señalada, el Accionismo Vienés de artistas como Hermann Nitsch, Rudolf Schwarzkogler, Günter Brus y Otto Mühl. Otro rasgo reseñable es su interés por seguir aumentando la colección con obra reciente de carácter mayoritariamente audiovisual y fotográfico.
En este magnífico entorno, el Museo de los Deseos http://www.mumok.at/programme/exhibitions/museum-of-desires/?L=1, creado hasta el próximo ocho de enero por Karola Kauss, la flamante nueva directora del centro, pretende servir de presagio de un museo tanto del pasado más reciente como de los tiempos que corren presentando una serie de piezas suficientemente amplia en dimensiones y profundidad, protagonistas de un diálogo continuo con las expuestas en la colección permanente, como para servir de fundamento a la política de coleccionismo futuro de la institución, bajo el precepto fundamental de presentar el museo ante el público como un ente flexible que desea permanecer perpetuamente abierto al cambio y al mundo exterior.
La idea, apoyada en una innovadora presentación de la colección Mumok, está vinculada indisolublemente a la creación de una campaña estratégica de carácter dinámico que tiene como objetivo la adquisición de nuevas obras y opera mediante la integración temporal en la colección permanente de una serie de piezas que el museo desearía poseer, lo que sirve para trazar una orientación futura de la colección que marca una serie de pautas bien definidas.
Dichas pautas actúan en la práctica de acuerdo con una intención de transformar y ampliar las perspectivas tradicionales sobre el arte contemporáneo vigentes desde la modernidad, mostrando consecuentemente la colección permanente bajo una nueva luz considerablemente más matizada que se proyecta mediante la yuxtaposición de obras de diferentes contextos geográficos y temporales, de modo no muy diferente a la línea iniciada por la Tate Modern de Londres desde su fundación en torno al cambio de milenio.
Así, se modifican por ejemplo las visiones contemporáneas del arte de los sesenta y setenta a través del diálogo de las obras producidas en el periodo con los movimientos de la abstracción geométrica y el arte minimalista y post-minimalista, se disuelven las fronteras entre el arte del Este y del Oeste y se buscan conexiones no suficientemente exploradas entre el arte conceptual, la performance o el accionismo vienés.
Se trata en definitiva de una exposición que nos obliga a repensar, con impulso de futuro, el modo en que hemos analizado el arte de las últimas décadas. No se la pierda si alquila apartamentos en Viena