Nadie puede irse de Lisboa sin probar los famosos Pasteles de Belém.
La historia cuenta que a causa de la crisis que trajo la Revolución Liberal de 1820, todos los conventos cerraron sus puertas años después, y sus trabajadores y el clero, fueron expulsados. Los «clérigos» del monasterio local, en un intento de supervivencia, colocaron a la venta unos originales pasteles, a los cuales llamaron «Pasteis de Belém».
Desde el inicio, la receta se ha mantenido en secreto, y ha sido transmitida exclusivamente a los maestros pasteleros encargados de su elaboración. Por lo que los que se venden por toda las pastelerías en Lisboa son considerados imitaciones de los que se encuentran en la fábrica de Belém.
Este emblema lisboeta, se ubica en el barrio de Belém, al lado del Monasterio de los Jerónimos, edificio considerado como Patrimonio de la Humanidad. En sus instalaciones pueden ver, a través de un vidrio, la elaboración de los pasteles, y luego disfrutarlos acompañados de azúcar y canela en la sala de cafetería que tienen a disposición.
Como varios de los visitantes de nuestros apartamentos en Lisboa nos han confirmado, durante las temporadas altas se hace una fila frente al establecimiento para poder comprar, pero que el personal que atiende está acostumbrado y atienden rápidamente con mucha eficiencia.