Seamos sinceros; no hay nada más apasionante que planificar un viaje. Es un viaje por un mundo de emociones, por altos y bajos, por excitación y tristeza (nos referimos a si es un viaje largo, dejar a tu familia y amigos atrás). De todos modos, aquí te presentamos las emociones más comunes a la hora de planificar un viaje.
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Vuelos y el alojamiento
Lo primero de todo, es encontrar los vuelos y el alojamiento. Suponiendo que no eres un millonario y usas billetes de 500€ para soplarte la nariz, es probable que busques las opciones más baratas, decenas de opciones, páginas web, pestañas abiertas, comparaciones… hasta un punto que tienes un lío enorme de páginas web pero aún no has encontrado una opción lo suficientemente barata, además de mil pequeñas páginas de anuncio abiertas que te saturan el ordenador. Una pesadilla, vamos.
Alegría
Vale, lo has encontrado todo y ya lo tienes comprado y a punto, Solo te queda esperar pero no puedes retener esa sensación de alegría de que te irás de viaje a un lugar nuevo, una sensación que mezcla impaciencia y las ganas de saltar y contárselo a todo el mundo, que seguro que no tardarás en hacer. La expectación de irse de viaje es algo que no se puede comparar con casi nada, sobre todo si has encontrado vuelos y alojamiento barato, como apartamentos por ejemplo, ya que no solo haces algo que te gusta sino ahorrándote dinero. Tu reacción es algo parecido a esto, ¿no?
«¿Quieres matar al presidente?»
Si viajas a un lugar cercano, es probable que solo necesites tu pasaporte o tu DNI para viajar, pero si haces un viaje a un lugar lejano, lo más probable es que tengas que organizar un visado. A veces se puede hacer fácilmente pero los hay más complicados y que te hacen preguntas tales cómo «¿Quieres matar al presidente?» o «¿Has manipulado armas nucleares?». Lo mejor es verle el lado divertido pero hay veces que simplemente desearías que todo fuera mucho más fácil.
Comer ´local´
Ya has aterrizado a tu destino y te propones irte a comer algo típico de la zona. Si has ido a un país similar al tuyo, es probable que no te encuentres con ningún problema con los menús de los restaurantes (aunque estén en otro idioma) aunque en según que países vayas, lo más ´típico´ y ´tradicional´ está compuesto por ingredientes que seguramente tendrías antes en casa como animal de compañía que como plato en la mesa. Es entonces cuando tienes dos opciones: o quedarte y tragarte el orgullo, o marchar y buscar algo menos ´auténtico´.
Nuevo mejor amigo/a
Una de las mejores cosas cuando vas de viaje es conocer a gente nueva. El problema viene cuando no se habla el mismo idioma, aunque seguro que después de unas cuantas copas, esa barrera se rompe definitivamente. Siempre es bueno conocer a gente nueva en un bar ya que el ambiente es de lo más distendido, porque si te invitan a casa de alguien y llegas sin conocer a nadie, en un país nuevo y sin conocer el idioma, se pueden dar situaciones un poco embarazosas e incomprensibles cuando estés hablando con tu ´nuevo mejor amigo/a´.
De todos modos, lo que sí es universal es que planificar e irse de viaje es una de las experiencias más gratificantes que existen. Si tienes unos días, semanas o incluso meses libres, date un capricho y organízate un viaje para experimentar tú mismo ese mundo de emociones que viene al viajar. Sin duda, seguro que encontrarás similitudes con las emociones que te hemos mostrado aquí aunque prepárate porque ¡vivirás mil más!
Cuanto más lejos vas, más impresionante es la experiencia y tus emociones. Si quieres probar algo diferente, ¿por qué no alquilas apartamentos por días en Rio De Janeiro y vas y experimentas de primera mano lo impresionante que es esta ciudad brasileña?