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Cuando pensamos en arte sacro, nos viene a la cabeza imágenes de Cristo, de vírgenes, de apóstoles y de otras escenas religiosas y bíblicas. Casi todo lo que nos viene a la cabeza son obras pintadas o esculpidas hace muchos siglos, obras que seguramente hemos visto en Italia, sobre todo el la artística y preciosa ciudad de Florencia, por artistas como Michelangelo, Rafael, Bernini u otros artistas del cinquecento y del seicento. De hecho, quien hubiese pensado que el arte sacro era algo del pasado, está muy equivocado. De hecho, debido a acontecimientos recientes y no tan recientes, el arte religioso es un arte con una gran demanda hoy en día, en pleno s.XXI.
En la misma Florencia, hay una escuela de arte sacro situada a orillas del río Arno que está intentando avivar el fuego de la tradición que ha convertido a su ciudad en uno de los centros histórico-artísticos más importantes de todo el planeta. Hace ya cientos de años que Michelangelo y compañía pasaron a mejor vida pero su espíritu sigue ahí. En un artículo publicado en el Huffington Post, el director de esta escuela, Giorgio Fozzati, declaró que «el mercado del arte sacro es un mercado en auge», añadiendo el dato que, solo en Italia, se han construido más de 540 iglesias en las últimas dos décadas.
Foto: madprime
Otro factor que influye en que el arte sacro está en desarrollo constante es que la iglesia católica beatifica nuevas figuras, como por ejemplo el antiguo Papa Juan Pablo II entre muchos otros. Estos nuevos santos también necesitan sus cuadros, esculturas y otras obras de arte para representarlos y es por eso que los artistas religiosos están en demanda constante. Fozzati indica que «el reto no está en copiar las antiguas obras maestras sino en educar artistas y artesanos para que sean capaces de interpretar la tradición del arte sacro con un lenguaje moderno».
Ciertamente, visto de este punto de vista, los que pensaban que el arte sacro era algo del pasado han sido expuestos a su equivocación por una explicación tan lógica como la del último párrafo. Además, Fozzati y su escuela, fundada en 2012, ponen especial interés en la figura humana, algo que ya hizo otro floentino, Leonardo da Vinci. Con alumnos de todo el mundo, la escuela se asegura que lo que enseña no solo se queda en Italia sino que se esparce por todo el mundo, desde puntos tan lejanos como China y Sri Lanka.
Muchos de los artistas son católicos de nacimiento o católicos convertidos y quieren expresarse artísticamente a través de la religión o simplemente, como dice la neoyorquina Shana Smith, comunicarse con Dios a través del arte. Quien sabe, quizás dentro de 400 o 500 años estaremos hablando de ellos a la par con los antiguos maestros.
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