Cracovia es una joyita en Europa del Este. Os atraparán sus mercados, sus calles casi medievales y sus plazas llenas de flores. A pocos kilómetros de allí no os podéis perder Las Minas de Sal de Wieliczka y los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau. Se os pondrán los pelos como escarpias.
Foto: http://www.krakau.travel/
Escapada a Auschwitz y Birkenau
Es inevitable pensar en las torturas, el dolor y la muerte cuando se visitan los campos de concentración polacos de Auschwitz y Birkenau. Nada más llegar llama la atención el cartel de bienvenida. Dice así: “Arbeit Macht Frei” y significa “El trabajo os hará libres”. Y es que los que llegaban a estos campos de tortura en el conocido como Tren de la Muerte, pensaban que iban allí a trabajar.
Estaréis ante el mayor museo de los horrores conocido, uno de los más crueles del Holocausto. 13 de los 30 barracones donde vivían hacinados los judíos siguen prácticamente intactos, también las cámaras de gas, el crematorio y las vías del tren. El olor es una de las cosas que mejor recuerdo de este lugar. Auschwitz y Birkenau huelen a tragedia.
Las Minas de Sal de Wieliczka
Si viajáis a Polonia una de las visitas que os recomiendo hacer sí o sí es la de las famosas Minas de Sal de Wieliczka, a unos 15 kilómetros al sureste de Cracovia. Bajar al corazón de la excavación es una auténtica experiencia. No os perdáis esta ciudad subterránea a cientos de metros bajo tierra, unas minas de sal de color blanquecino con una profundidad de 327 metros y una longitud de 300 kilómetros. Ahí abajo os esperan decenas de galerías, esculturas de salitre, un lago subterráneo e incluso (aunque os parezca una locura) una catedral. La llaman la Catedral Subterránea de Polonia. Y no es apta para claustrofóbicos.
Se accede a las minas gracias a un ascensor enorme que sube y baja sin parar durante todo el día. No podréis visitarlas solos, siempre os debe acompañar un guía-minero y tendréis la opción incluso de contratarlo en castellano.
Barrio judío Kazimierz
Este barrio de Cracovia era un gueto judío que se ha ido abriendo poco a poco con el paso de los años. Pero la huella está ahí, a día de hoy hay 7 sinagogas y una de ellas sigue abierta al culto.
Aquellos que habéis visto la espeluznante película de La Lista de Schindler de Spilberg, seguro que os suena este peculiar barrio de Cracovia. Se rodó allí en 1993.
Desde 1998, en los meses de junio y julio, este gueto judío acoge el Festival de la Cultura Hebrea.
Colina de Wawel
En lo alto de la colina se alza el majestuoso Castillo y la impresionante Catedral de Wawel. La visita puede durar toda la mañana porque hay muchas cosas que ver allí. El Castillo Real, la Reserva Arqueológica Lost Wawel, las tumbas reales, la cripta, el Zigmunt Bell, la Cueva del Dragón y los jardines del castillo, entre otras cosas, a orillas del río Vistula.
Una de las cosas que más llama la atención es entrar a la Catedral de Wawel y ver numeroso huesos colgados, como si de un cementerio se tratase. Son de una ballena, un mamut y un rinoceronte que (según cuenta la leyenda) fueron extraídos del río.
Lonja de paños en la Plaza del Mercado de Cracovia
El edificio Sukiennice, en la Plaza del Mercado, es uno de los más reconocibles de la ciudad. Es un buen lugar para hacer algunas compras. En este macro-mercado textil se venden sobre todo telas, aunque antiguamente era el lugar ideal para comprar especias, cera, curo, seda y hasta sal de las minas de Wieliczka. Su mayor esplendor lo alcanzó en la época del Renacimiento. Se encuentra en la mayor plaza medieval de Europa.