¿Playa o montaña?. Este post es solo para los que eligen la segunda opción. Para los aventureros, que viajan solos o lo hacen en familia. En ese caso, si habéis decidido seguir leyendo os propongo varios destinos: Daremos un paseo por el pico más alto de Suiza, el Jungfrau, después subiremos al tren cremallera más alto del mundo y llegaremos hasta el Aletsch, el glaciar más largo de Europa. Y de ahí daremos un salto hasta Italia. Y ahí os propongo otro ascenso, el del Vesubio en Nápoles con vistas a Herculano y Pompeya (la ciudad petrificada).
Ascenso al Jungfrau, Interlaken (Suiza): La manera más sencilla de subir (si no sois expertos montañeros) es hacerlo en el tren cremallera que sale de Grindelwald, Wengen e Interlaken, al sur del Cantón de Berna. Es el más alto del mundo porque alcanza los 4.000 metros y uno de los más antiguos del mundo en funcionamiento porque este atractivo ferrocarril acaba de cumplir un siglo de historia. El precio del billete asciende a 120 euros. Desde luego no es nada barato, aunque merece la pena. Son 2 horas de recorrido y va haciendo paradas para ver los Alpes desde diferentes perspectivas. Y lo mejor de ir hasta allí es que se puede esquiar en cualquier estación del año porque siempre hay nieve. Eso sí, es muy aconsejable que escojáis un día soleado para el ascenso. Más que nada, porque ahí arriba puede hacer mucho frío y viento. Además las fotos no son iguales sin niebla. La instantánea que más impresiona es la del Gran Glaciar Aletsch que mide nada más y nada menos que 24 kilómetros de longitud y un área de unos 120 kilómetros cuadrados. Este glaciar ancestral llega hasta la localidad de Grindelwald. Si vais en plan relajado, podéis hacer todo tipo de excursiones o sobrevolarlo en helicóptero, y si queréis aventura, se puede esquiar durante todo el año.
Las vistas desde el Jungfrau, a 4.158 metros de altura, son increíbles. Estar ahí arriba es como coronar el cielo. La sensación es como estar flotando encima de las nubes. Aunque en realidad estaréis en medio de los Alpes. Y si ya queréis rematar el día, podéis cenar en el restaurante más alto del mundo, a 3.475 metros, con unas vistas que quitan la respiración. Eso no tiene precio. Desde allí también veréis el Gran Glaciar Aletsch.
Aventura en el Vesubio, Nápoles (Italia): En el año 79 d.C. el Monte Vesubio comenzó literalmente a hervir y no paró hasta sepultar dos ciudades del sur de Italia, que hoy en día son unas de las ruinas más visitadas de Italia: Herculano y Pompeya. Allí se paró el reloj. Todo quedó petrificado a base de lava y lamentablemente murió mucha gente a la que no les dio tiempo a escapar. A pesar de que este volcán tiene fama de destructor, no lo es. No hay que tenerle miedo. De hecho, subir al Vesubio (a 1300 metros) es relativamente fácil. No es necesario ser experto, sólo tener ganas. Y una vez arriba, tendréis las vistas al cráter y vistas hacia la Bahía de Nápoles. Para los que vayáis en familia y no tengáis demasiadas ganas o tiempo para el ascenso a pie, podréis acceder a unos 800 metros del cráter en un autobús con un guía del Parque Nacional del Vesubio, catalogado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
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