Hay lugares en el Planeta en los que es muy fácil creerse ser el “Rey del Mundo”. Algunos por su situación geográfica, otros por su increíble altura y otros simplemente porque son únicos. En ese post vamos a recorrer esos miradores desde casa. Eso será el mejor aliciente para querer estar allí, en medio de un auténtico espectáculo de la naturaleza.
1. Preikestolen, Noruega
Su nombre significa “Púlpito” y quizá no necesita más explicación. Pero os voy a dar algunos datos que lo harán irresistible. Situado en el fiordo de Lyse (fiordo de la Luz), en Ryfylke, se alza uno de lugares más visitados de Noruega. Son entre 3 y 4 horas de excursión y por eso se sitúa en un nivel superior de dificultad: 2 horas de subida una y media de bajada, pero el esfuerzo os aseguro que merece la pena. El púlpito puede ser una trampa mortal y ya ha ocurrido algún accidente. Sus 604 metros de caída vertical al mar harán que os sintáis muy pequeños en un mundo muy grande. Una vez arriba, os apetecerá sólo escuchar el silencio que brinda el paisaje. Pero debéis tener cuidado con los selfies porque la estampa anima a los visitantes a hacer decenas de ellos y hay que tener en cuenta que no hay ni una sola barrera.
2. Five Fingers, Alpes austríacos
Un mirador construido simulando los 5 dedos de una mano a 2.108 metros de altura sobre un precipicio de vértigo. Desde luego no es apto si sufrís esta patología, pero en ese lugar es donde dicen que se esconden las vistas más impresionantes de todos los Alpes. Mirar abajo es sinónimo de mirar al vacío. Cada dedo mide 4 metros de largo y todos son diferentes entre sí. El primero (el dedo gordo) está recubierto de metal y es donde los visitantes se suelen hacer las fotos. El segundo (el dedo índice) es sólo para los más intrépidos. Tiene el suelo de cristal y parecerá que estáis suspendidos en el aire a más de 2.000 metros sobre el suelo. El tercero (el dedo corazón) tiene un trampolín que no es accesible por supuesto, pero que simula la libertad. El cuarto (el dedo anular) es muy parecido al índice pero no tiene el suelo de cristal. Y el quinto (el dedo meñique) es el más pequeño y cuenta con un telescopio para admirar los detalles del paisaje.
3. Top of Tyrol, Austria
A 3.165 metros sobre el nivel del mar y en pleno glaciar de Stubai, se alza este mirador. Lo llamativo, además de su increíble altura, es que sobresale por encima de la cima de la montaña, lo cual da la sensación de estar volando sobre el glaciar. Y a la vez podréis disfrutar del más del centenar de picos de más de 3.000 metros que hay en esa zona. La plataforma, que vuela 9 metros sobre la ladera del Monte Isidoro, está colocada de tal manera que la estructura desaparece en la nieve 6 meses al año, pero aún así, y pese al frío extremo, se puede visitar. Sólo la cierran cuando hay ventisca. Como curiosidad os diré en este caso, que para construir este mirador, las 20 toneladas de acero que se emplearon fueron transportadas en helicóptero. El acceso de los visitantes es sencillo: subiréis en funicular.
4. Skywalk, la pasarela del Gran Cañón del Colorado (EEUU)
Dicen que es una de las experiencias más gratificantes del mundo. Se puede caminar sobre el Gran Cañón desde 2007 gracias a una pasarela en forma de herradura que está teniendo muchísimo éxito. A 1.400 metros de altura es inevitable que se acentúe la sensación de profundidad y la sensación de vértigo. Eso sí, si queréis experimentar qué es Skywalk, tened en cuenta que el mirador no está ubicado dentro del Parque Nacional, sino en que está en la reserva de los indios Hualapai.
Merece la pena dejar a un lado el vértigo por unas horas y visitar lugares así, donde la sensación de libertad pasa a un primer plano.
Twitter: @DianaRPretel