Hoy la cosa va de pueblos. Pero de no pueblos cualquiera, sino de pueblos cuyo nombre es sinónimo de personalidad. Algunos tan famosos como Guarromán en Jaén, o menos conocidos como Los Infiernos en Murcia, Villapene en Lugo, Dios Le Guarde en Salamanca, Parderrubias en Pontevedra, o Ajo en Cantabria.
Arrancamos esta ruta asomándonos a 3 pequeñas pedanías murcianas: PURGATORIO, LIMBO O LOS INFIERNOS, que forman el eje del más allá a pocos kilómetros de Murcia capital. En el caso de los Infiernos, el origen de su topónimo no tiene que ver con el calor sofocante que hace en verano, sino con la leyenda del comerciante que pasó por aquella villa hace muchos años y se encontró a unos niños que empezaron a tirarle piedras. Huyó y cuando llegó al siguiente pueblo comentó: “vengo de los infiernos”. Y con ese nombre se quedó para la posteridad. La verdad es que sea realidad o leyenda, comprarse una casa allí no parece lo más atractivo del mundo. Pese a ello, cada semana se acercan hordas de visitantes que tienen curiosidad por saber qué se cuece en Los Infiernos.
Y seguimos en la ruta de los penitentes porque no todos saben que hay un rincón en Salamanca que lleva el nombre de DIOS LE GUARDE. ¿Muy eclesiástico todo no? Los vecinos creen que el origen es el siguiente: cada vez que alguien se adentraba en el Bosque del Tenebrón, un bosque muy tenebroso de esa zona, los lugareños siempre le decían esa frase. Y así de generación en generación.
Viajamos de Salamanca a Jaén. Entramos en GUARROMÁN, donde un grupo de vecinos, conocidos como guarromanenses, al comprobar cuánto llama la atención el nombre de su pueblo han fundado la Asociación Internacional de Pueblos con nombres feos, raros y peculiares del mundo, con sede precisamente en esta localidad jienense. Guarromán procede del árabe Wadi Rumman, que significa “el río de los granados”, los árabes que habitaron Sierra Morena le dieron el nombre. Ahora, es conocido en toda España y parte del extranjero, no por su original topónimo, sino por su famoso aceite de oliva.
Y del aceite de oliva de Guarrmán nos trasladamos a AJO, en Cantabria. El nombre proviene de una planta homónima que solían consumir sus habitantes tradicionalmente y que desprendía un olor muy característico. A pocos kilómetros de allí, en la localidad lucense de VILLAPENE, los vecinos ya están acostumbrados a recibir a grupos de turistas que buscan hacerse una fotografía con el cartel de la entrada en el que pone bien grande: Villapene. Y aunque el chiste sale fácil, el topónimo viene de un tal Penius, un señor de la zona con mucho dinero que le quiso poner su nombre a sus terrenos.
No estamos de guasa. GUASA es precisamente el nombre de una pequeña aldea de Huesca, a solo 3 kilómetros de Jaca y a los pies de los Pirineos. Los guasinos o guasones, ese es el gentilicio, no tienen claro el origen del nombre y lo achacan a un río cercano llamado Gas. Y lo más curioso, es que a menos de 50 kilómetros de allí está TRISTE, otra pequeña aldea de la provincia.
PARDERRUBIAS tampoco es lo que parece. En Pontevedra, se esconde una localidad con aires de mujer, que sin embargo no hace referencia a un par de rubias, sino a las piedras, “pera rubeas” en latín.
Desde luego, hemos encontrado unos cuantos municipios, pedanías y concejos con nombres malsonantes y connotaciones negativas. Pero hay más: Alcantarilla en Murcia, Matanza en León, Matagorda en Almería, Tortura en Álava, Nonduermas en Murcia y Buenas Noches, en Málaga.
Twitter: @DianaRPretel