Agua: Si pensamos en Ámsterdam, pensamos en agua. Sus canales, que recuerdan a Venecia aunque a lo grande, miden unos 75 kilómetros y los cruzan un millar de puentes. De hecho, y esto no ocurre en la ciudad italiana, es que en los canales residen miles de familias en casas flotantes. El río principal también empieza por A (Amstel). Como curiosidad, las cámaras acorazadas del Banco Nacional están ubicadas en el fondo por seguridad.
Barrio Rojo: Es un fenómeno que atrae a miles y miles de turistas a Ámsterdam. Las luces rojas y los neones siempre están encendidos y en su interior posan las prostitutas para atraer a los clientes. Hay chicas de todo tipo, gusto y nacionalidad. Lo más curioso es que en el corazón del Barrio Rojo se sitúa la iglesia Oude Kerk.
Foto vía Matt Spurr
Coffee Shops: Es habitual encontrar estas curiosas cafeterías por toda la ciudad. Allí la gente acude a fumar marihuana y a tomar un café. No suelen vender alcohol y no está permitido fumar solo tabaco. Hay decenas de tipos de marihuana y hachís que se compra por gramos o en cigarrillos ya liados. Eso sí, sólo se pueden fumar dentro. Si no fumáis, también podréis comprar magdalenas. Uno de los coffees más antiguos y famoso es el Bulldog, aunque ya existen varios de la misma cadena.
Dam: La Plaza Dam es el punto de partida de los tours turísticos, en concreto su obelisco de 22 metros. Allí se encontraba la primera presa del río Amstel y el obelisco se construyó como homenaje a los soldados caídos allá por la II Guerra Mundial.
Estación Central: Es una de las más concurridas de Europa. Allí se pueden coger trenes a cualquier ciudad de Ámsterdam, Bélgica, Alemania, Italia, etc. Es parada fundamental para los viajeros que hacen en verano el llamado “Interrail”. Sin duda, estaréis en uno de los puntos neurálgicos para la movilidad.
Frank: Este apellido está estrechamente ligado a la ciudad de Ámsterdam. La familia Frank, de origen alemán, pasó 2 años escondida de los nazis en una antigua fábrica en Ámsterdam. No podían moverse y encender las luces para no levantar sospechas. Al final toda la familia fue dividida en diferentes campos de concentración. Ana Frank, la más famosa, escribió durante esos años un diario que ya ha dado la vuelta al mundo: “El diario de Ana Frank”.
Grachtengordel: Allí se llama el anillo que forman los 3 canales más importantes de la ciudad. Aviso, no intentéis pronunciar sus nombres porque es realmente difícil. Son Prinsengracht, Keizersgratch y Herengracht, una de las zonas con las mansiones más impresionantes.
Heineken Experience: Esta exposición, que la encontraréis en la primea destilería de la marca, y es muy recomendable para los amantes de la cerveza y en concreto de esta marca. Podréis probarla y ver su evolución desde sus inicios en 1867. Sabréis cómo elaboraba la familia Heineken una de las cervezas más famosas del mundo.
Internet: Es fácil localizar redes wifi abiertas en los bares y restaurantes de Ámsterdam. Los holandeses viven conectados, así que en ese sentido no os preocupéis. Aviso a los viajeros: también es gratis conectarse desde el aeropuerto.
Judíos: El barrio judío es muy diferente al resto de Ámsterdam. Los balcones se tiñen de color y desaparecen las construcciones típicas holandesas. Ya no hay casas estrechas, altas y torcidas, sino edificios de ladrillo, más grandes y con terraza. En su día, en la época del Holocausto, fue el escondido de millones de judíos exiliados.
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