Cuando viajamos, muchas veces tendemos a pensar que si no dejamos nuestra marca en algún lugar es como si nunca hubiésemos pasado por allí. El famoso “Yo estuve aquí” o “Manolo y Carmen estuvieron aquí”. Algo que no es nuevo, ni mucho menos. Desde hace siglos existen hallazgos de nombres grabados en templos tan antiguos como el de Abú Simbel en Egipto. Y ahora esas ansias de permanecer al paso del tiempo se plasma en muchos puntos del Planeta en forma de candados, mensajes en muros destinados a ese fin, paredes de chicle, grabados en los árboles, en los bancos y pintadas en los baños públicos.
Hemos elegido 3 lugares donde podéis dejar vuestra marca y, sin duda, cada cual más curioso y significativo:
“La Pared de goma” o el “Muro de los chicles” de Seattle (EEUU)
Es una atracción rara donde las haya que atrae a cientos de miles de personas que dejan su huella en forma de goma de mascar. De hecho la pared ha desaparecido. Todo empezó porque la gente se aburría mientras hacía cola para ir al teatro en 1990, así que se puso de moda pegar pequeñas monedas con un poco de goma de mascar. Y después esas monedas desaparecieron, pero no los chicles que permanecieron con el paso de los años. Así que ya se ha convertido en un reclamo turístico en EEUU. Los hay de todos los colores y sabores, e incluso formando figuras impensables de goma. Y hay que decir que este curioso experimento se ha convertido en uno de los lugares más asquerosos que existen en la Tierra, donde se concentran más gérmenes por metro cuadrado. Lo encontraréis en Market Place Park, Post Alley.
Foto: Mark Fischer
El Puente Milvio o el “Puente de los Candados” de Roma (Italia)
Sobre el río Tíber la imagen ha cambiado. Puñados y puñados de mensajes encerrados en un candado y una llave que siempre acaba en el fondo del agua. Y aunque no ocurre sólo en Roma, su caso es especial. La culpa la tiene el escritor Federico Moccia y su novela “Tengo ganas de ti” del año 2006. Desde esa publicación se han multiplicado las parejas que dejan su huella en forma de candado con mensajes de amor. Ya es un ritual. Y ¿qué decir de que vendedores ambulantes?. Por supuesto en esa zona se han especializado en los candados, se venden en cada esquina (con llave o contraseña) porque lo importante es hacer negocio.
La Casa de Romeo y Julieta de Verona (Italia)
Parada obligatoria si visitáis esta ciudad italiana. En el lugar donde Romeo y Julieta vivieron su amor es muy habitual encontrar muros repletos de apasionados mensajes en papel de parejas enamoradas. Es una manera de perpetuar su amor hasta la muerte como hicieron los personajes de la obra de William Shakespeare en el siglo XVII. Hablamos de aquel amor imposible entre un Montesco y un Capuleto. Pues bien, cientos o miles de mensajes de amor plagan la entrada a ese famoso balcón. Es curioso ver como todos los que pasan por Verona se hacen la misma fotografía.
¡Ah! Y si no nada de lo anterior os convence, siempre os quedará una opción bastante más ecológica de dejar vuestra huella: haciendo un “check” en las redes sociales. Sencillo, rápido y permanente.
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