A partir del 12 de junio de 2012 las obras del pintor estadounidense, Edward Hopper, ocuparán un lugar privilegiado en el Museo Thyssen de la capital. Es la primera exposición realmente importante que se dedica al artista a nivel europeo y es una oportunidad única de poder disfrutar de sus cuadros más conocidos y atrevidos.
Gracias a esta muestra, los visitantes del Thyssen podrán hacer un recorrido por la vida de Hopper, desde que viajó por primera vez a París en 1907, descubriendo y enamorándose de la pintura europea, hasta el final de sus días. 70 obras de este artista en total, 40 de ellas creadas ya en su madurez como “Casa junto a la vía del tren” o”Gas”, ambas del Museo MOMA de Nueva York.
Edward Hopper se nutrió del cine durante muchos años, pero a partir de los 50, cambian las tornas, empezando por el propio Hitchcock que acaba inspirando sus películas en la obra del pintor. “Psicosis”, por ejemplo, está inspirada en el cuadro «Casa junto a la vía del tren», del que hablábamos antes. Y no sólo eso, si no que sus pinturas llegan a inspirar incluso a poetas estadounidenses que reflejan en sus obras paisajes de Hopper.
Y es que a Edward Hopper no le interesa la pintura vanguardista como Matisse o Picasso, pero sí artistas como Albert Marquet, Félix Valloton Walter Sickert” que se reflejan en cada uno de las piezas de la muestra. Es un pintor casi lírico. Eso sí, hasta los 43 años no vendió un solo cuadro, por lo que los comisarios de la exposición han decidido dividir su obra en dos y hacer una comparativa de sus inicios a su triunfo final.
Vamos a conocer un poco la vida de Hopper. Él nació en una Nyack, una pequeña ciudad a orillas del río Hudson en el seno de una familia burguesa. De chaval, en el año 1900 entró en la “New York School of Art”, una importante escuela en la que coincidió con otros futuros protagonistas del arte estadounidense de mediados de siglo como Rockwell Kent y George Bellows. También coincide con 3 los profesores que son fundamentales en su obra. Hablamos de William Merrit Chase, Kenneth H. Miller y Robert Henri. De ellos aprendió entre otras cosas una pintura nítida y limpia, organizada en una composición espacial y perfectamente ordenada.
Pero pronto empezó a viajar y a nutrirse de otras fuentes. En 1906 viajó por primera vez a Europa, visitó Paris y conoció el lenguaje de los impresionistas. Un tiempo después visitó otras capitales europeas: Berlín, Bruselas y París.
Su lenguaje, el que al final le acompañará en sus pinturas lo adquirió en un segundo viaje a París donde creó “Saint-Gemain” y “Fontaineableu”. Ya en un tercer viaje tiene contacto con Degas y gracias a él perfecciona su técnica. Y en 1910 su periplo le lleva a España atraído por grandes artistas del momento como Picasso, Monet, Manet, Daumier, Tolouse-Lautrec o Courbet. Y como no, a pesar de ser anterior, conoció la obra de Goya. Le volvía loco.
Narraba escenas de café, de teatro, de cabaret… en definitiva plasmaba las costumbres del siglo XVII. Tiene la capacidad de extraer situaciones reales y pintarlas sin narración porque a Hopper no le hace falta descender a los detalles. Es como si la imagen viviera en el subconsciente de cada uno. De ahí que no sea un pintor narrativo.
¿Cómo llegar al Museo Thyssen? Las estaciones de Metro más cercanas son Banco de España o Sevilla. Está situado en el Paseo del Prado (muy cerca de la Plaza de Cibeles) donde comparte terreno con el Museo Reina Sofía y el Prado (más conocidos como el triángulo de los museos).
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