El 12 de diciembre del 2011 y después de 7 años de restauración abrió de nuevo sus puertas la Fábrica Moritz. Pero empecemos desde el principio. Louis Moritz de Pfaffenhoffen, una región cervecera de Alsacia, llegó a Barcelona el 1851. Su hermano mayor era maestro cervecero, así que él siguió sus pasos y en 1856 empezó a fabricar su propia cerveza. En 1862, y gracias a la demanda in crescendo de su producto, compra una finca en la Ronda de Sant Antoni, una de las primeras construcciones del Eixample después del derribo de las murallas. Gracias a su éxito, lo que era un solo edificio se convierte en un complejo arquitectónico, comprando los edificios vecinos (del 39 al 43 de la Ronda de Sant Antoni), hasta inaugurar en 1897 la Cevercería Mortiz.
Dos años después de que falleciera Louis Moritz en 1920, sus herederos crean la Fábrica de Cervezas Moritz, S.A. En 1930 es récord de ventas, controlando más del 30% del mercado de Catalunya.
En los años 60, y tras muchos años al alza, la planta de producción se queda pequeña y la transladan. Pero la crisis del petróleo de los años 70 hará que Cervezas Moritz, S.A desaparezca del mercado, hasta que las últimas generaciones de la familia Moritz la hicieron renacer en 2004, situando sus oficinas en la antigua fábrica de la Ronda de Sant Antoni. Ahora este gran espacio es un centro gastronómico, cultural y de ocio.
Tras una larga rehabilitación, promovida por el director general Alberto Castellón y llevada a cabo por el prestigioso arquitecto Jean Nouvel, la Fábrica Moritz ya es un hecho.
Una oferta irresistible, para poder catar una cerverza hecha al momento a partir de procedimientos artesanales, en un espacio gastronómico ideado por Jordi Vilà, que tiene un amplio abánico de tapas y platos. Todo esto lo puedes encontrar en la planta baja, además del bar de vinos, con más de 400 referencias, y la tienda.
En la primera planta del edificio 39 están las oficinas y la planta baja está dedicada a sala de eventos, donde se podrán hacer desde reuniones de networking, hasta conciertos musicales y desfiles de moda. El último espacio que queda por restaurar es donde vivía la familia Moritz, en el primer piso, donde encontraron unas pinturas al óleo en los techos. Según Leire Marcos, historiadora y restauradora, que actualmente está trabajando en su rehabilitación: ¡El azar descubrió estas pinturas! Los techos, de yeso, imitan estructuras de artesanodo de madera, con pan de oro y de plata de gran calidad, entre cuyos huecos hay motivos ornamentales hechos con moldes repetitivos y pintados a mano alzada. Este tipo de decoración la encontramos en muchos edificios de la Barcelona del 1900, pero según el nivel económico o cultural, usaban unos materiales u otros. Son artes aplicadas que además de adornar, se integran, en los espacios arquitectónicos, para conseguir matizar la luz de los interiores.
Posiblemente aquí se translade Alkimia, la escuela de cocina y el restaurante de Jordi Vilà, integrándose así, en todo el conjunto Moritz.
Para más información podéis consultar la web de esta famosa cerveza de Barcelona: http://www.moritz.com/
Si alquilas apartamentos en Barcelona pasa por la Ronda Sant Antoni 39-43 y degusta la cerveza artesanal de la antigua Fábrica Moritz acompañada de una gastronomía excelente y un espacio único que combina el pasado y el presente.