La ciudad de Milán es la cuna del aperitivo por excelencia, un acto social que desde allí se ha exportado al resto del mundo y del que los italianos se sienten muy orgullosos. Pero cuando hablamos del aperitivo, no nos referimos a tomar algo antes de comer, sino a hacerlo antes de cenar. Prácticamente todos los bares de Milán ofrecen por la tarde la llamada “happy hour”: comer todo lo que se quiera gratis y pagando únicamente la bebida. No pinta mal, ¿verdad?. El aperitivo en Milán comienza a las 18 horas y se puede alargar hasta la hora de la cena.
El típico aperitivo milanés consiste en tomar una bebida generalmente alcohólica, a poder ser el famoso Negroni, y unos snacks. Y aquí hago un inciso para daros la receta. El Negroni lleva ginebra, Campari y Vermouth. Eso sí, por supuesto con hielo picado. La otra bebida más famosa de Italia para tomar entre horas es el Spritz, aperitivo alcohólico similar al Vermouth que tiene muchísimo éxito.
Con el paso de los años los bares se han ido aplicando y ya sirven platos más elaborados como pasta, arroz, ensaladas o comidas del mundo. Eso sí, para poder comer gratis hasta reventar el único requisito es pagar una bebida (que mínimo os costará entre 7 y 10 euros). Y sin más dilación, me gustaría recomendaros algunos rincones de la ciudad donde ir a tomar el aperitivo se ha convertido ya en un modo de vida:
¿Dónde ir?
En la calle Carducci 13 se esconde uno de mis preferidos, el Bar Magenta. En las inmediaciones de La Scala de Milán está en Café Verdi (en la calle Giuseppe Verdi). Otra recomendación es G- Lounge, en la calle Larga número 8 (cerca del Duomo), cuya especialidad son los cócteles brasileños. Tampoco está nada mal Radetzky, en el Paseo Garibaldi. Este local es famoso por su «brunch». Good Fellas es un pequeño bar con aperitivos algo más sofisticados en la calle Cusani 4. También es interesante pasarse por Blender para probar sus cócteles de frutas. En este caso debéis ir a la Piazzale Susa. Está muy de moda el Art Deco Café, en la calle Lambro número 7. El Caffè della Pusterla de la calle Amicis 24. Lo mejor de Armani, además de su suculento aperitivo, es su ubicación. Está situado en el edificio Arman Montenapoleone y quizá por eso éste es un poco más caro que el resto. Pero merece la pena. Uno de los más conocidos entre los jóvenes milaneses es Iguana, en Vía Papa Gregorio XIV. E incluso otros más históricos y tradicionales como Biffi, en el Paseo Magenta 87. Pero hay muchos más como Beige, que lo encontraréis en Largo La Foppa 5. O la Hora Feliz en Vía San Vito 5, que es uno de los que primero abren su happy hour (a las 17.30 horas). Y termino con una terraza con vistas como la de Aperol, en la misma Piazza del Duomo. Y no me gustaría acabar este post sin mencionar el barrio de Porta Ticinese, el más bohemio de Milán y con tradición de hacer vida en la calle.
Twitter: @DianaRPretel