Si hay verdaderas creaciones artísticas en Japón, son sus jardines, los cuales estructuran a la perfección la combinación de plantas, agua, arena y roca. Éstos invitan a la meditación y a la relajación a través de paraisos artificiales que imitan la misma naturaleza: estanques que simulan lagos, rocas que son como islas o montañas, árboles modelados que parecen bonsais o senderos que llevan a casa de té…
Hagamos un poco de historia. La jardinería llega a Japón en el s.VI, cuando la nobleza, los daymo, la empezaron as utilizar como forma de refinamiento.
La construcción de jardines en Japón se puede dividir en 3 tipos:
- Tsukiyama: es el tipo de jardín paisajista, con montañas artificiales, lagos.
- Karesansui: piedras con formas precisas rodeadas con grava rastrillada, que sugiere el mar y las olas.
- Chaniwa: jardines dispuestos alrededor de una casa de té.
El Jardín Rikugi-en, en Tokio, se ajusta al concepto de tsukiyama, ya que posee estanques y rocas, diseñado de forma que lo puedas recorrer en una trayectoria circular. Fue creado en 1702 por el señor feudal Yanagisama Yoshiyasu, por tanto es un jardín feudal inspirado en la poesía “Waka”, inspirada en la poesía China y dividida en 6 categorías. Eso es a lo que se refiere el término Rikui (Rokui significa 6 en japonés).
Es el típico jardín de la época Edo. En la época Meiji perteneció a la familia Iwasaki como segunda residencia. Si queréis visitar la residencia principal de esta familia, Kyu Iwasaki-tei-tei-eni, sale un bus desde este mismo jardín que te lleva directo.
En 1938 fue donado a la ciudad de Tokio. Designado lugar de especial belleza paisajística por su Gobierno en 1953, Rikugi-en se ha convertido en el sitio más famoso de Tokio para ir a contemplar la belleza del otoño.
Tiene una extensión de 8,7 hectáreas, con un lago central. Desde la entrada hay un sendero que nos lleva alrededor del lago. Este mismo camino también desemboca en un promontorio de 35 metros de altura, que descubre una espectacular vista del jardín desde arriba.
Si vas a Tokio o estás allí ahora mismo, es el momento ideal para visitar este maravilloso jardín poético, que en otoño se cubre de un manto de hojas de colores càlidos. Un lugar donde buscar la paz de contemplar la belleza del verde prado reflejada en el agua. La curiosidad de andar por un sendero que finalmente te regala una sorpresa, una casita rústica donde parar, descansar y tomar un té. Y seguir el camino hacia arriba y adentrarse en el bosque para observar desde lo alto de la montaña la inmensidad del cielo al atardecer. La naturaleza en su máxima plenitud dentro de una gran urbe como es Tokio, como una luz dentro del caos buscando la esencia del mundo.
Te vas a perder este gran espectáculo creado por el hombre? Un paraiso artificial dentro de la gran metrópolis donde refugiar el cuerpo y la mente, donde meditar, donde perderse o encontrase.
Dirección: 6-16-3 Hon-Komagome (Bunkyo Ward).
Si buscas apartamentos en Tokio busca la paz entre los paraisos artificiales de los jardines Rikugi-en y disfruta de la belleza del otoño.