A finales del Siglo XIX, una española que hacía furor en los salones parisinos, antepasada de la actual Duquesa de Alba, puso de moda los mantones de Manila. La dama en cuestión era Eugenia de Montijo y con ese gesto fue la primera abanderada de la moda española. En la actualidad, los mantones de Manila siguen siendo una prenda emblemática, sobre todo, si están bordados a mano con vibrantes colores. En Sevilla no solo se sacan del armario para lucirlos con trajes de flamenca sino que se han vuelto un complemento imprescindible en eventos especiales por su capacidad para realzar un traje sencillo. Raro es una sevillana que no tenga, al menos, un buen mantón de Manila que la saca de apuro en más de uno y dos actos sociales. Con estilo, la prenda se adapta a infinidad de looks.
En Juan Foronda, que tiene tiendas repartidas por todo el centro de Sevilla, se encuentran primorosos mantones bordados a mano. La más accesible para el viajero es la que está situada en la Calle Sierpes. Así que nuestro consejo es que, una vez hayas ocupado alguno de los buenos apartamentos en Sevilla te des una vuelta por esta maravillosa ciudad y que no pases ocasión de adquirir una prenda tan bonita.