Niña, cuando iba a pasar la noche de San Juan en Francia me solía aburrir. Para mí, se reducía a una hoguera gigante alrededor de la cual bailaba un grupo de adultos disfrazados y borrachos, en plena calle. Estudiante, descubrí la noche del 23 de junio a la catalana, en Barcelona, en la playa: que sean los niños o los adultos, nadie ve pasar el tiempo, es mágica e inolvidable.
La noche de las brujas
Esa fiesta es una bomba para los fotógrafos: les encanta ver como se metamorfosea la playa de un día al otro. Es decir que a medida que pasan las horas, la arena se va llenando de gente, que llega con su cena y todo su pack de playa; los jóvenes se reúnen en chiringuitos o se montan los suyos propios, con música, hogueras, alcohol, barbacoa; los niños vienen con bolsas cargadas de petardos que irán encendiendo hasta el amanecer.
La gente no duda en tirarse al mar, a bailar en la arena, a lanzar fuegos artificiales…Y la mañana siguiente, cuando los agentes de la ciudad vienen a limpiar el escenario de la fiesta, no solamente se encuentran con kilos de basura sino también con enamorados tirados en la arena…
Souvenirs, souvenirs…
Enamorados o amigos que habrán cumplido con algunas de las tradiciones de la fiesta, tal y como se conoce en España. Como saltar encima de la hoguera después de haber pedido un deseo o bien escribir tres deseos en un cuaderno que se tira enseguida en las llamas ardientes. Se suele comer el pastel típico llamado “la coca”, algo parecido a un brioche con crema, frutas confitadas o trozos de mantequilla.
Al origen, es redondo como el sol porque San Juan celebra el solsticio de verano, la noche más corta del año, pero en realidad no es el 23 sino el 21…Y la bebida de la noche es lo que parece al champán francés, la famosa cava. Y si no quieres ir a la playa, encontrarás una multitud de fiestas, conciertos, noches especiales…
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