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GLOBAL SHORT RENTALS


La Otra Cara de Berlín: lo mejor del Fetish

Hace ya mucho tiempo que Berlín se ha convertido en una de las grandes capitales europeas del ocio y la libertad. Pocas ciudades en el mundo la superan su aperturismo y tolerancia. Muchos berlineses, en línea con sus pensamientos liberales, se han cansado de salir de fiesta a las clásicas discotecas donde la gente sólo baila, bebe y se socializa. Por eso últimamente han proliferado los club fetish, frecuentados, sobre todo, por gente de 30 años en adelante.

Berlin fetish clubs

Los clubs fetish son locales donde se conjugan el ocio nocturno y el sexo. Por lo general, constan de tres salas diferentes: una para bailar, como en cualquier otra discoteca, otra para tomar algo y socializar con los demás, y la tercera habilitada para el sexo.

Las salas sexuales son para personas de todas las tendencias, y no sólo para sadomasoquistas, contrariamente a lo que la gente pueda pensar. Además, muchos asocian este término a placeres raros donde se pega a la gente y éstos sienten placer por ello: no es así. Estudiemos de qué se trata. La palabra “sadomasoquismo” debe su nombre a dos filósofos: Leopold von Sacher-Masoch y El Marques de Sade.

Masoch era un pensador austriaco que estudió los placeres sexuales. Su filosofía es amplia y difícil de resumir en una sola frase, pero dejó escrito que un masoquista es aquél que disfruta del dolor físico infligido a su persona, es decir, un “sumiso” en términos sadomasoquistas. Por extraño que parezca para muchos, los entendidos en la materia hablan del placer de dominar al verdugo a través del propio dolor.

Por otro lado, Sade era un pensador francés polémico y controvertido: pasó gran parte de su vida encarcelado por sus contenidos de alto contenido sexual y su vida libertina. Su oposición al Estado y la Iglesia lo pusieron continuamente en entredicho. Sade basó su filosofía en la obtención de placer sexual a través del dolor de los otros. En términos sadomasoquistas sería un dominante. Un buen sádico debe saber convertir el dolor en placer.

Así, tanto el amo, como el esclavo buscan el placer y el desarrollo de sus capacidades intelectuales, morales y sexuales.

A este tipo de clubs acuden curiosos y amantes del sexo. Todos tienen su propio personal de seguridad para garantizar el bienestar de la clientela. Ambas partes deben dar su consentimiento para involucrarse en un juego sexual, y si se trata de un grupo, todos y cada uno de sus miembros. El respeto es el valor fundamental de estos locales. ¿Quieres descubrir todas las tentaciones que ofrece una ciudad como Berlín? La capital alemana es mucho más que cultura y cerveza. ¡Descubre qué se esconde!