Las 4 cosas que todo viajero echa de menos al viajar

Por regla general, durante un viaje uno se queda tan embobado con la magia del nuevo destino que parece que viva en una nube. Pero cuando el viajero pasa unos días en su nuevo destino, le empieza a entrar la típica morriña. Estas son 4 cosas que todo trotamundos echa en falta al alejarse de su tierra:

 

1. La comida (sobre todo la de su madre)

No cabe duda: nuestra dieta mediterránea tiene que ser el primer punto de esta lista. Indudablemente, no hay mejor forma para sumergirse en un destino que la gastronomía. La comida de cada país es una puerta abierta para conocer genuinamente un pueblo y sus costumbres. Sonar, suena muy bien, ¿pero sabes qué sucede cuando te pasas más de cinco días comiendo fish and chips, curry o noodles? Que no ves llegar el día de volver a probar tu tortillita de patatas, tus croquetas y tu paella.

Los viajeros más amateurs intentan saciar este mal comprando productos españoles en el extranjero, para hacer una cena de remember. ¿Pero has intentado comprar jamón fuera de España? Te sale caro, muy caro: más del doble del precio que en España y un ataque cardíaco al ver cómo has infravalorado este producto que ahora se te presenta cual oro en bandeja.

 

2. El metro

No, no nos hemos vuelto locos. El metro en sí no lo sueles echar de menos al viajar, pero sí lo bien que lo conoces. Los que hayan estado en Londres recordarán la primera vez que se plantaron delante del plano del tube, lleno de circulitos de colores diferentes. A ver quién es el avispado que se encuentra entre tantos puntos microscópicos, ¿eh? Porque hay destinos en los que entender sus ferrocarriles es todo un juego de ingenio. ¡Ay, lo poco que valoramos nuestro metro!

Si el metro de Londres ya puede ser desafiante, aprovechamos para compadecernos de todos los que hayáis estado delante del mapa del metro de Tokio, planteándoos vuestra existencia mientras intentáis encontrar la misma fila de caracteres que habéis visto en vuestra guía en el mapa que tenéis delante de vuestras narices.

 

3. Los horarios

Mucho se ríen los extranjeros de nuestra (sagrada) siesta, pero sentarse a cenar a las seis de la tarde muy normal tampoco es. Y es que una vez tenemos el estómago acostumbrado a comer a nuestras horas habituales, no hay quien se adapte a los modelos horarios de los vecinos del norte. El horario de las comidas es solo un ejemplo, ya que también podríamos mencionar el de las tiendas. Intenta salir de compras a las siete de la tarde en la mayoría de ciudades europeas: volverás a tu apartamento pensando que ha habido un apocalipsis zombi y nadie te ha avisado.

 

4. Su armario

No hay sufrimiento comparable al que se siente al subir la maleta a la cinta del check-in y ver que el número de la báscula se va acercando a los 30 kg. Para evitar llegar a la cifra maldita, reducimos toda nuestra ropa a la más mínima expresión y total, si un pantalón lo puedes llevar dos días también lo puedes llevar tres. ¿Luego qué pasa? Que no hay quien combine todas esas prendas y darías lo que fuera para tener contigo esa camiseta que has sacrificado para poder llevarte las botas de agua (que, como era de esperar, no acabas usando).

 

Y tú, ¿qué es lo que más echas de menos al viajar? ¡Déjanos un comentario y ayúdanos a completar la lista!