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Uno de los espacios verdes más extensos de la capital condal es el maravilloso parque de Monjuïc, una entera montaña que domina toda la ciudad y que, a lo largo de los años, se ha consolidado como parque central de Barcelona. Ubicado en el distrito de Sants-Monjuïc, Montjuïc acoge una variedad muy amplia de actividades: el castillo, los numerosos museos y teatros, los parques y jardines, las instalaciones deportivas desarrolladas para las olimpiadas del ´92 o el enorme recinto ferial de la Fira de Barcelona (uno de los más importantes de Europa), por mencionar sólo algunas.
Para los que no conocen muy bien Barcelona, la mejor manera de llegar a Montjuïc es coger la línea verde del metro (L3) hasta Plaza de España. Una vez ahí, un paseo por la extensa avenida de Reina Maria Cristina es lo que toca hasta llegar al Palau Nacional, sede del Múseo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), un edificio majestuoso que se erige al final de la mencionada avenida y de unas larguísimas escalonadas y fuentes de luces y colores (aquí los horarios de las Fuentes de Montjuïc). Si no tenéis una buena forma física, o sencillamente sois más vagos que el mismo perezoso (mamífero de América tropical), mejor evitar todas esas escaleras andando, coged mejor aquellas mecánicas que os llevarán a los pies del MNAC sin machacaros las piernas.
Una visita a éste edificio y museo tan emblemático es obligatoria: en él se recogen desde la colección de arte románico más importante de Europa, hasta el modernismo y las vanguardias, en un recorrido histórico de unos 1000 años que engloba el arte catalán, español y europeo. Las obras expuestas pertenecen a nombres como los de Velázquez, Gaudí, Del Greco o Dalí. Sin embargo, las ofertas culturales que ofrece la montaña no se limitan al MNAC, aquí se encuentran también el CaixaForum, el Mercat de les Flors o el Teatre Lliure, entre otros.
Pero, sobre cualquier cosa, Montjuïc significa naturaleza. Así pues, este vibrante pulmón verde está «forrado» de amplios jardines y parques, 22 en total, y cuenta con una biodiversidad altísima: 1.711 especies de flora, de las 3.900 que se encuentran en Cataluña, están aquí, según reportan los estudios conducidos por Martí Boada, profesor de ciencias ambientales. Algunos de los parques y jardines que merece la pena visitar son los Jardines de Josep Amargós, los Jardines de Laribal o los Jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, y quedan otros 19 que no voy a mencionar, mejor evitar la dilación. El mundo animal también ha encontrado aquí su hábitat y refugio: unas 30 especies de fauna pueblan la montaña de Montujuïc, dato interesante y esperanzador.
Un rincón que personalmente aprecio mucho para tomarme una caña al aire libre, escuchar un poco de música y disfrutar de una vista privilegiada de Barcelona, es la Caseta del Midgdia, un lugar mágico entre pinos y eucaliptus, en el Parque del Migdia. En la programación actual de la caseta, los jueves deleitan al público con caracoles y flamenco, por supuesto no son los caracoles en bailar, sino verdaderos músicos y bailarines. Los caracoles son para comer y el tiempo que se trascurre ahí, cualquier día de la semana que sea, es para disfrutar al máximo.
Finalmente, otra actividad que ofrece Monjuïc ahora que empieza el verano, son sus noches de cine al aire libre. El 29 de junio llega la 10ª edición de la Sala Montjuïc, una selección de las mejores películas de cine de todos los tiempos, con conciertos, picnic y cortometrajes en el sugestivo espacio de los jardines del Castillo de Montjuïc.
Si todavía no habéis estado en Montjuïc, no me surge otra cosa que deciros: “¿a qué esperáis?”.
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