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Viena ofrece a los pequeños viajeros un sinfín de actividades lúdicas: desde conciertos diseñados para los más jóvenes hasta las atracciones (con su cinematográfica noria incluida) del Prater, pasando por su conocida Sacher, la tarta de chocolate vienesa. Sin obviar estas posibilidades de diversión, ningún peque de paso por Viena debe perderse el Museo de los Niños del Palacio Schönbrunn.
La que fuera residencia veraniega de María Teresa de Habsburgo, y luego de Sisí y Francisco José, no solo tiene el zoo más antiguo del mundo o un invernadero tropical donde los niños pueden perderse sino que, además, hay actividades exclusivas para los más jóvenes. Dejo aquí el link del lugar por si alguna mamá o algún papá desea más datos de tipo práctico: http://www.kaiserkinder.at.
Para ir abriendo boca, damos un repaso a las divertidas actividades que el Palacio Schönbrunn organiza para los peques de la casa:
- Con un ticket especial en el que se incluyen dos adultos y hasta tres niños (hay otras combinaciones posibles), las familias pueden recorrer con un guía muy singular las distintas estancias palaciegas. Este peculiar acompañante es el fantasma Poldi, quien llevará a los pequeños por las habitaciones de los niños imperiales, les mostrará sus trajes y les explicará cómo era la vida en palacio.
- Los más curiosos pueden apuntarse a alguno de los talleres o a las actividades programadas durante los fines de semana y las vacaciones escolares. Los disfraces, el arte de la mesa, repostería, títeres, bailes y conciertos forman parte de esta programación.
- Otra idea es la posibilidad de celebrar el cumpleaños a lo grande. Hay que hacer una reserva con antelación y la fiesta tiene que limitarse a 15 personas con adultos incluidos. Todo es cuestión de que vayan pocos mayores y muchos niños. Se han diseñado dos tipos de festejos: para niños de más de 5 años y para los que ya hayan cumplido 7. Los pequeños se disfrazan, recorren el salón del baile, se organiza un cuentacuentos y, al final, todos se sientan, como nobles del pasado, alrededor de una tarta y unos tentempiés.
- Otra posibilidad es la exposición “Sisí en Corfu”, todos los sábados a las 14:30, y dirigida a niños de primaria. La emperatriz Isabel fue una gran viajera, una de las mujeres que más mundo recorrió en su tiempo. Llegó a casi todos los rincones viables del planeta llevada por una curiosidad insaciable. Esta exposición muestra a los niños todos aquellos rincones que Sisí visitó.
- En el exterior e, independientemente de las otras actividades, se encuentra el Laberinto y el Parque Infantil donde los pequeños pueden perderse y divertirse a su antojo.
- Y los que se hayan quedado con ganas pueden completar su visita con un recorrido por el otro palacio imperial de Viena: Hofburg, la residencia de invierno de la familia imperial austro-húngara. La visita lleva a los niños por los vestidos, los bolsos, las sombrillas y las habitaciones reales. Los pequeños pueden disfrutar probándose modelos y jugando a ser príncipes del pasado (que del presenta ya lo son).
Con este plan los niños de las familias viajeras llegarán a los apartamentos en Viena felices. Tras un baño y una cena ligera, dormirán a pierna suelta (como pequeños reyes) hasta el día siguiente.
