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La exposición de Piet Mondrian “L’armonia perfetta”; recientemente inaugurada en Roma; presenta obras maestras en su mayor parte concesiones del Gemeentemuseum de la Haya, el Museo de Arte de Denver, el Museo de Arte de Philadelphia, la National Gallery of Canada de Ottawa y el National Museum of Modern Art de Kyoto.
La muestra está coordinada por Benno Tempel, director del Gemeentemuseum de la Haya.
A principios del siglo XX, Mondrian era considerado un paisajista de éxito. Pero curioso, obsesionado con la idea del progreso y convencido de tener una misión personal, características que también se encuentran en Kandinski, y que pueden ser consideradas como básicas o inherentes de la modernidad.
El simbolismo conduce a Mondrian a simplificar el esqueleto de las imágenes, y a la utilización de grandes planos de color con énfasis de la línea.
Mondrian se inspiró en la teosofía de Helena Petrovna Blavatsky, y su trabajo se ve influido por este concepto. Blavatsky predicaba que se podía lograr un conocimiento más profundo de la naturaleza que el sólo proporcionado empíricamente. El trabajo de Mondrian estuvo inspirado por este concepto. En palabras del pintor “solo cuando estemos en lo real absoluto el arte no será ya más necesario”. Esta teosofía parte, entre otras cosas, de la fuerza que actúan entre hombre y mujer, que Mondrian también representa en su obra. Quizás el observador no lo percibe inmediatamente, pero sabiendo que el elemento femenino está representado por lo horizontal y lo masculino por lo vertical, resulta claro que Mondrian atribuye un papel importante a esos elementos desde el inicio de su parábola artística, primero en sus figuraciones, después en sus composiciones abstractas. La búsqueda de esta armonía universal es el leitmotiv de toda su opera omnia.
Mondrian pasa por etapas cubistas para pintar su primer cuadro abstracto en 1914. Respecto a la sintaxis cubista, la estructura formal de sus cuadros es reducida al plano y la articulación espacial ya está a cargo del color, primero matizado en tonalidad rosa, gris, celeste, marrón claro, y después con zonas más marcadas de azul, rojos, verde. Mondrian hace propio el Cubismo poniendo acento sobre la fuerza analítica de este nuevo modo de pintar, con el que se podía descomponer la forma exterior de los objetos, desplegarla sobre el plano, eliminar la tradicional ilusión de profundidad y estructurar la superficie entera del lienzo.
Funda con Theo van Doesburg en 1917 la revista De Stijl, difusora del arte de Mondrian entre otros, ya bautizado como el Neoplasticismo, reduciendo la abstracción a líneas rectas horizontales y verticales con colores primarios y los no colores; negro, blanco y gris.
El misticismo de Mondrian es más de tipo mental que emotivo. El ascetismo tiende a superar el fluctuar de las pasiones, las turbaciones, mediante un proceso de liberación de los estímulos individuales. Mondrian llega a la abstracción pura de forma gradual. Le va quitando progresivamente al objeto todas sus connotaciones y particularidades individuales hasta reducirlo a un esqueleto, a líneas.
Mondrian acaba sus días en Nueva York, ciudad que adoraba.
Si viajas a Roma, y te gusta el arte en general y el abstracto en particular, no dejes de acudir a esta exposición única de este gran pintor del siglo XX. Desde el 8 de octubre y hasta el 29 de enero del 2012, en el Complesso del Vittoriano podrás disfrutar de esta maravillosa exposición y acaba tu día en apartamentos en Roma para descansar de la vorágine de arte de esta ciudad.
