Cuántas veces más nos querrán dar gato por liebre. Es decir, de qué va la música moderna ahora. Moderna que se entienda: Pop. Si analizamos un poco las coincidencias, flujos y reflujos del desarrollo de la música pop de los pasados 60 años, veremos que no sólo se trataba de tensar sonidos, imagen y por los mismos, crear y producir discos para los jóvenes adolescentes que gemían por Elvis, Los Beatles, largo etcétera.
Lo curioso es el impacto de estos artistas en la vida cotidiana, algo que ya por lo general no sucede. Digamos, qué tanto cambia la vida cultural un personaje como Lady Gaga. Gaga de por sí, en la construcción de su personaje, a forzado lo icónico al grado del fetiche máximo del kitch. Su invención no es más que la remezcla de la mezcla; Ziggy Stardust debe estar sacudiéndose en su cripta, convulsionando horrorizado/a del engendro que llego años luego, a querer tomar sus lugar, de otras fronteras.
Hoy por hoy, el pop no es más que una cosquilla al sistema, no es más que una broma a la que todos jugamos, y pocos se enteran realmente. El Indie Rock no dice demasiado tampoco. A la creación inmensa de disqueras, blogs, webs, el fallecido myspace, ahora facebook, y todas las redes sociales que has podido imaginar, el sonido de la música por todo el mundo se agota. El mp3 por un lado es práctico, útil, sirve de semilla de esparcimiento de toda esta maraña de gestos musicales, y sin embargo su destino de contener de conocimiento o arte está condenado por la mala resolución. La efervescencia del vinilo reciente, ha hecho que monstruos como Lady Gaga editen en vinilo, porque si no es así no pueden ganar algo más de dinero, hacer que sus fans consuman; al amor por lo vintage también ha sido absorbido y consumido, lo peor se aproxima.
La radicalidad del pop está sentada en alguna parte que no es esta. No se trata de letras pegajosas para bailar, la gente parece que sólo quiere bailar para ser más estúpida. Se trata de bailar para cambiar el cuerpo, para dejar que el mundo se venga abajo y con él todos, absolutamente al ritmo de bajos, baterías, voces. Compara “Blue Monday” de New Order con “Alejandro” de Lady Gaga. La distancia es amplia, la distancia es corta. Así, los festivales siguen alimentando estas tendencias, entre estos el Rock en Seine, una puesta en escena de grupos tan dispares, inconexos, de fotografías de banda tan estilizadas que realmente, una ciudad como París que bordea la burguesía y el fetichismo por lo “cool” ya tan pasado, se merece un festival de esta calidad, tan alta como baja, tan profunda como superficial. París, en el verano, se viste así de sus propias galas para este gran evento, frívolo como pocos. Para más información, visita la página del festival, asegura tus entradas, y baila baila hasta que te quedes sola en la pista. La web es: http://www.rockenseine.com/en/
Alexa Ray
Que mejor que conseguir apartamentos en París y ser parte de uno de los festivales más “cool” del verano. Foo Fighters estará presente. Pobre Kurt Cobain, seguro que como Elvis, también se sacude en su cripta. Amén.