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La belleza de Budapest no declina con el frío invernal, por el contrario, se hace más interesante recorrerla cuando la bruma y la nieve cubren parcialmente el cálido ambiente humano de esta ciudad. Para que nada empañe sus vacaciones en esta hermosa ciudad y el frío quede fuera de todos los panoramas, le comentaremos algunos secretillos que le ayudarán a contrarrestarlo.
No olvides tus guantes, gorros y bufandas que son artículos de primera necesidad en esta ciudad durante el invierno. Si puedes, lleva ropa interior térmica. Los caballeros pueden volver a usar esos sexis calzoncillos largos y camisetas. Las mujeres esas medias mata pasiones, pero que con el frío se llevan bien. Recuerda que la cara y las manos sufren con el frío, así que las cremas son imprescindibles, lo mismo que el bálsamo para los labios.
Las aguas calientes (38º) de los baños termales son una fórmula clásica para evitar el frío, ayudar a la salud, contrarrestar el estrés y mejorar la piel. Es una de las fórmulas más usadas en Budapest para hacer de las bajas temperaturas un momento agradable, por eso son una institución en la cultura local.
Estas aguas provienen del el fondo de la tierra y marcan el choque de las placas tectónicas entre la planicie de Pest y la colina de Buda. En su tránsito a la superficie acarrean sales minerales que fortalecen la salud, mejoran la circulación sanguínea y ayudan a la tonicidad de toda la piel del cuerpo, por esta razón han sido considerados medicinales.
Hay cerca de 100 baños públicos termales, siendo uno de los más famosos Ruda que fue construido hace 450 años por los turcos. Es una de las bellezas arquitectónicas de la ciudad, con su piscina octogonal bajo una cúpula de vidrio, que hace aún más placentera la estadía. También están Király, lugar favorito de la comunidad gay; Gellért que es lo más parecido a un palacio, Lukács que es un poco más moderna y tiene baños de barros, entre muchas otras.
Después del baño, el hambre arrecia, así que le aconsejamos que se dirija a un restaurante a tomar una sabrosa sopa de goulash. Este plato típico que ha traspasado las fronteras de Hungría, tiene suficiente paprika y especias para subir unos grados a la temperatura del cuerpo, además de aromático, delicioso y se come con mucho pan. Luego para endulzar el paladar y poner más caloría, una tarta de frutos silvestres es una buena opción.
Una interesante apuesta es ir a la zona de Pest donde hay buenos y baratos restaurantes de comida típica húngara. Algunos ofrecen menú a 12€ por persona e incluyen dos platos más postre.
Pero como el frío se combate moviendo el cuerpo, puede ir a una discoteca y tomar algunos tragos del famoso Palinka que lo ayudará a subir unos cuantos grados de temperatura. Las discotecas abren hasta las 04:00 de la madrugada y si no tiene 18 años, no intente entrar a una.
El frío jamás ha sido impedimentos para disfrutar la vida, menos aún si alquila en apartamentos en Budapest porque tras sus paredes sólo hay ese ambiente cálido que nos identifica.
