Como dijo en su momento Antonio Machado, “todas las ciudades tienen su encanto. Granada el suyo y el de todas las demás”. La mires por donde la mires, su histórica belleza es difícil de negar, y la Alhambra es la envidia de cualquier forastero. Para los amantes del turismo rural, este destino tiene todo lo que uno busca: el aire puro de Sierra Nevada, múltiples rutas de senderismo, baños árabes y balnearios, y playas a menos de una hora en coche.
¿Quién dijo que el tiempo en Granada era demasiado extremo para visitarla? Si hace frío, basta con una buena chaqueta, y en verano es ideal pasear de noche, cuando las luces te muestran los monumentos más emblemáticos. Así que, como estoy segura de que ya te he convencido, te va a alegrar aún más saber que he preparado un recorrido por los mejores miradores para observar la ciudad de Granada.
Empezamos con el Mirador de San Cristóbal, situado junto a la Carretera de Murcia y de un gran valor paisajístico, en un barrio conocido como la Xarea en época medieval. Girando a la izquierda por la Calle Ceniceros y caminando cuesta abajo por el Callejón de San Cecilio, llegamos al Mirador de San Nicolás, perfecto para admirar cómo la Alhambra se anaranja al atardecer. No muy lejos, nos queda la Placeta del Comino, un espacio pequeño pero con unas vistas a la fortaleza un poco más definidas, perfecto para los más detallistas.
La Placeta de Carvajales, en el Albaicín bajo, es el siguiente punto de observación que os recomendamos. Recientemente reformada, en ella observamos claramente las torres de la Alhambra desde una perspectiva baja e imponente. Después de visitar la Placeta de la Concepción, andamos dirección noroeste y subimos por la Cuesta de los Chinos, en la zona oeste del Sacromonte, una calle peatonal que da acceso al recinto monumental de la Alhambra y el Generalife, y en la que también se encuentra un panel indicativo. Tomando un pequeño atajo por el Callejón Pinchos, entramos a la Placeta de la Cruz de la Rauda, donde encontramos de nuevo vistas elevadas de la ciudad. De hecho, el mirador se encuentra en el tramo final de la calle Cruz de la Rauda, ya que las vistas desde la plaza fueron anuladas por la edificación de una segunda planta.
Y si aún os queda aliento para andar un poco más, subir hasta la Ermita de San Miguel Alto y el Carril de San Miguel es un buen punto final. A las espaldas de la Ermita encontraréis una fuente donde saciar la sed, pero si hambre es lo que tenéis Granada tiene miles de buenos restaurantes donde sentarse a tomar algo.
Para terminar la jornada, nada mejor que una cena casera en un apartamento en el centro de Granada.