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Visitar Riga

Es la capital de Letonia. Mira hacia el Mar Báltico buscando a sus hermanas Helsinki, Oslo y  Estocolmo. Sin pudor, le da la espalda a la aristocrática San Petersburgo. Para el turista convencional es casi una desconocida. El viajero experimentado, aquel que va en busca de los espacios auténticos y poco frecuentados, encontrará una urbe vital y hermosa. Estoy hablando de Riga, la encargada de ser la embajadora de la cultura durante el año 2014.

Riga

El casco antiguo y la zona nueva de Riga, creada a partir del siglo XIX, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La ciudad (en verano, sobre todo) bulle con una población local que busca el ocio disfrutando de su mar y de sus alrededores de ensueño. La arquitectura antigua y, sobre todo, las construcciones de finales de siglo XIX y principios del siglo XX siguiendo la estética Art Nouveau son visitas imprescindibles. Damos un ligero repaso.

¿Qué ver en Riga?

1. El Castillo de Riga, a orillas del Río Daugava, construido en el siglo XIV como fortaleza defensiva, es, en la actualidad, la residencia oficial del Presidente de la República. Algunas zonas están abiertas al público y es espectacular en invierno, cuando el emplazamiento se encuentra completamente nevado.

2. La Ciudad Vieja (casco histórico o Vecriga en letón) con su entramado de callejuelas medievales y peatonales repletas de pequeños establecimientos locales y restaurantes. En verano, en temporada alta, está atestada de gente. Hay que detenerse en sus edificios más bonitos: en el Palacio de la Fraternidad y en la  Catedral Luterana. El templo cristiano tiene un órgano de más de seis mil tubos que se utiliza semanalmente para dar conciertos memorables. Hay que informarse in situ de los horarios.

3. El barrio de Lîvu, a las afueras, repleto de coloridas casas de dos plantas y hermosos jardines. Es ideal para sentarse, en verano o primavera, en sus innumerables terrazas al aire libre.

4. Pero una visita a Riga no está completa sin un paseo por el Ensanche, lleno hasta rebosar de edificios modernistas y una de las razones por la que fue declarada Patrimonio de la Humanidad. El eje central es la Avenida Alberta donde, a finales del siglo XIX, el arquitecto Mijaíl Eisenstein llenó esta calle del Báltico de hermosos edificios profusamente adornados. El color blanco se combina con el azul celeste (sobre todo utilizando teselas). Las  fachadas de estos edificios modernistas se adornan con esculturas, arabescos, balcones con cerrajería artística y un sinfín de roleos. Las grandes esculturas (sobre todo femeninas) confieren un porte magnífico a estas residencias privadas.

5. De la misma tendencia artística es también el Monumento a la Libertad (Brīvības piemineklis en letón). Fue realizado en 1935 en honor a los más de 5000 soldados muertos en la Guerra de la Independencia con Rusia. Tiene más de 42 metros y es, simplemente, espectacular.

Con más tiempo hay que hacer una visita a la Torre de la Radio de Riga enclavada en un parque y descansar en alguno de sus exclusivos clubs de playa. 

Aunque hay cruceros que llegan a la capital de Letonia, lo más recomendable es dejar reservados apartamentos en Riga para descubrir tranquilamente esta bella ciudad y también los alrededores.