End Google Tag Manager -->
GLOBAL SHORT RENTALS

Un tren a Florencia

Abrí los ojos tras un exhaustivo trayecto en tren desde Venecia. Llevábamos unos días derritiéndonos en esos canales húmedos y calurosos. Acribillados por cientos de mosquitos, queríamos arrancarnos la piel a tiras. Pero sin girar la cabeza, ya que era lo último que deseaba en ese momento en el que el aire acondicionado del tren me estaba otorgando un poco de placer, pude ver por el rabillo del ojo una estación lo que me indicaba que habíamos llegado a Florencia. Con nuestras mochilas a la espalda cruzamos el centro histórico de esta ciudad para reunirnos con nuestro anfitrión, que nos recibió con mucha amabilidad. Un apartamento acogedor, perfectamente equipado y muy importante aunque sonara ridículo con aire acondicionado.

Tras la llegada tocaba descubrir esos pequeños rincones que nos gusta encontrar cuando viajamos, esos lugares que nos enamoran, conocer a los residentes y obviamente hacer el turismo rutinario que, aunque utilice esa palabra tan aburrida, nos muestra grandes maravillas. Hacía mucho que no disfrutábamos tanto una ciudad, joven pero a su vez tan antigua. Cualquiera que mirara a nuestras picaduras de los días anteriores y viera la ausencia de excoriaciones entendería la magia que tenía Florencia, que hizo que se nos olvidara ese picor constante que llegó a amargarnos los días previos.

Ya se sabe que lo que es bueno y breve, es dos veces bueno, y de hecho fueron cuatro días intensos pero a su vez de paz. Básicamente, definiríamos nuestra estancia es Florencia como unas vacaciones.

 

Jon Uriarte