El Templo de Poseidón, a unos 60 metros sobre el nivel del mar, es uno de esos lugares que transmiten paz. Su visita es como retroceder 2.500 años y volver al apogeo griego. Preside el cabo Sunio, en la provincia de Ática y a unos 70 kilómetros de Atenas, como si de un gigante se tratara.
El sol tiñe el templo: Lo mejor es su emplazamiento. Se encuentra en pleno cabo Sunio en lo alto de unos acantilados de vértigo. Si queréis disfrutar de unas panorámicas de infarto, id a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. Los amaneceres y atardeceres hacen que el santuario se transforme, sobre todo gracias a las sombras que hacen su mármol más majestuoso aún. Las piedras van cambiando de color: desde amarillo a rosa, pasando por naranja. Sin duda, un espectáculo visual de la naturaleza. Y si a eso le sumas una buena puesta de Sol sobre el mar, el éxito está garantizado. Al caer la noche, es el Dios Poseidón el encargado de proteger el templo.
Punto estratégico del Egeo: En el cabo Sunio, las vistas al Mar Egeo son privilegiadas. De hecho, su presencia ha servido de guía o referencia para navegantes durante varios siglos. Y es que su estructura se alcanza a ver desde varios kilómetros de distancia dentro del mar. En su momento, en la Antigua Grecia, fue además un lugar estratégico porque desde allí se vigilaba la entrada al puerto de Atenas.
La firma de Lord Byron: Es curioso que ya se ha convertido parte de la historia del templo la supuesta inscripción que dejó el famoso poeta inglés Lord Byron. El escritor era un auténtico enamorado de la cultura griega y en su obra “Don Juan” le dedica un párrafo a este mágico lugar. Dice textualmente: “Llevadme a la pendiente del mármol de Sunio, donde nada salvo las olas y yo, pueda oír nuestros mutuos murmullos pasar”. A él también le marcó su visita a este cabo del Mar Egeo.
Unas ruinas que hay que cuidar: En el santuario sólo quedan en pie 15 de las 34 columnas originales, aunque las que se mantienen se conservan bien. Y es que fue levantado hace unos cuantos años, concretamente en el 444 a.C. Y se construyó sobre otras ruinas. Cada día pasan por allí decenas o cientos de personas y si no lo cuidamos entre todos, no durará otros 2.000 años.
¿Cómo ir?: La excursión al Templo de Poseidón desde la capital griega: a sólo una hora y media de Atenas en autobús y el viaje no es pesado. Os sirve cualquier bus que vaya al cabo Sunio, y la verdad es que hay bastantes desde el centro de la ciudad. El recorrido es muy agradable porque vas pasando por pueblos y siempre siguiendo la carretera del mar. Eso sí, estad pendientes del autobús de vuelta porque el último no sale muy tarde. Es justo después de la puesta de sol. Precio: el ticket vale unos 5 euros y la entrada al templo 4 euros.