No hay nada como coger un buen libro en vacaciones para desconectar del estrés del resto del año. En la playa, en la montaña, en una gran ciudad, en un parque, en la terraza, en la biblioteca municipal, etc. No hay excusa para no leer en vacaciones porque cualquier momento y cualquier destino son buenos para hacerlo. Es un lujo engancharse a un libro, y acostarse, despertarse y echarse la siesta con él. Repasamos lugares donde desconectar del mundo exterior.
El Lago de Como, Italia: Es uno de esos lugares donde es sencillo encontrar la paz. En el norte de Italia y pegado a Suiza, estaréis ante un lago que sólo con mirarlo os contará historias porque su presencia allí viene de lejos, desde la Era de los Glaciares. Este enorme glaciar dejó un surco y se transformó en un lago gigantesco que ha sido testigo presencial de la transformación de su entorno. Creo que Como es uno de los destinos perfectos para sacar un libro y disfrutar del silencio que esconde este pequeño municipio del norte italiano.
Central Park, Nueva York: El llamado pulmón verde de Nueva York es tan grande que es fácil perderse en él. Una vez os adentréis en Central Park es como si se os hubiera parado el reloj. No existe el tiempo. No existe el ruido. No existen las aglomeraciones. Cualquier rincón del parque puede ser tranquilo para leer porque, como decíamos, es enorme. Tiene forma rectangular y mide 4000 x 800 metros, casi el doble de grande que Mónaco y 8 veces más extenso que el Vaticano. Mi consejo es que alquiléis una bici, lo recorráis de lado a lado y después busquéis un lugar tranquilo para leer.
Phoenix Park, Dublín: Con más de 700 hectáreas, podemos decir que éste es el parque urbano más grande de Europa. Fue creado en 1662 como reserva de ciervos y no fue hasta 1745 cuando abrió finalmente las puertas al público. Varias familias de ciervos se quedaron a vivir allí. Y desde entonces dublineses y turistas utilizan este parque cada día para hacer deporte al aire libre, pasear, hacer picnic o ir al zoológico que se encuentra en su interior.
Plaza de Oriente, Madrid: Cualquier rincón que encontréis en la Plaza de Oriente puede ser un salón perfecto para la lectura. Es un espacio para la inspiración, testigo directo de la historia, en el que es un verdadero lujo tomar un café (por ejemplo en la Botillería del Café de Oriente), coger un libro y dejar que pasen las horas a los pies del imponente Palacio Real y del monumental Teatro Real. Y todo esto es posible en el centro de la capital desde que se construyó la plaza en el siglo XVIII.
Parque Güell, Barcelona: El gran Antonio Gaudí dio rienda suelta a su imaginación y creó de la nada un espacio repleto de formas casi inexplicables. La obra corrió a cargo del empresario catalán Eusebio Güell y fue en 1984 cuando la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad. Para huir del bullicio de la ciudad condal, os recomiendo que os perdáis con un libro en este mágico y fantástico parque, situado a pocos metros de la Sagrada Familia. No se me ocurre mejor manera de terminar este post.
Twitter: @DianaRPretel