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La Barcelona actual es tan fascinante que muchas veces se nos olvida que sus famosos edificios modernistas o sus impecables planes de urbanismo jamás se habrían llevado a cabo si el Imperio Romano no la hubiese fundado. La herencia romana no se limita a las ruinas expuestas en el Museo de Historia de Barcelona. Cuando diseñaron la ciudad por primera vez establecieron dos ejes – el cardo maximus y el decumacus maximus – que se cruzaron en el punto central de la colonia. Si superponemos los planos iniciales y actuales de Barcelona descubrimos que ese centro corresponde a la Plaza Sant Jaume, justamente donde ahora se ubican la sedes del Ayuntamiento y de la Generalitat. ¡El centro de la metrópoli se ha mantenido inmutable durante miles de años! Para los curiosos, el decumacus maximus es el eje formado por la C/ de la Ciutat y la C/ del Bisbe, mientras que el cardo maximus lo encontraríamos en la C/ Ferran y la C/ de Jaume I.
Las sorpresas no acaban aquí. Barcelona fue fundada por los romanos en el Siglo I a. C., aproximadamente en el año quince, pero ya habían existido poblaciones en esa zona. Su posición era estratégica porque estaba protegida por el Mons Taber – un promontorio de unos quince metros de altura – y, además, estaba situada entre dos torrentes, el de Cagalell i el de Merdança, a poniente y levante respectivamente. De hecho, su proximidad con el mar hizo que las cuencas de los torrentes se pudieran utilizar como puerto natural. ¡En aquellos momentos, la línea de mar estaba a la altura del cruce entre la C/ Ample con la C/ de la Fusteria! Esto explica que se convirtiese en la capital aún quedando lejos de las principales arterias romanas. Su propia situación geográfica le permitía resistir el ataque de cualquier enemigo.
Como ya hemos comentado, la ciudad se diseñó sobre dos ejes – el cardo maximus y el decumacus maximus. A partir de ahí, la urbe se desarrolló con una red de calles ortogonales en las que se incluían los principales equipamientos. Si queréis conocer de primera mano estas y otras curiosidades, no dudéis visitar la sede del Museo de Historia de Barcelona en la Plaza del Rey, muy cerca de Jaume I. Nunca está de más redescubrir nuestros orígenes.
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