Un poeta maldito, es aquel que lleva su vida y su obra fuera de o en contra de los convencionalismos de la sociedad. Las enfermedades, desgracias, abuso de drogas y alcohol, y como resultado una muerta prematura y trágica son los típicos elementos en la biografía de un poeta o artista maldito. Y sus obras quedan impregnadas con la visión del mal como telón de fondo.
El término poetas malditos tiene su origen en un ensayo poético de Verlaine; Les Poètes maudits; en el que se rinde homenaje a 6 poetas; Tristan Corbière, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Marceline Desbordes-Valmore, Auguste Villiers de L’ Isle-Adam y Pobre Lelian (el propio Paul Verlaine).
El primer poeta francés conocido como prototipo de poeta maldito es François Villon, que vivió en el siglo XV. Otros malditos acreditados son Antonin Artaud, John Keats, Edgar Allan Poe, el Conde de Lautremont, Dylan Thomas o inclusive las grandes poetisas suicidas argentinas Alejandra Pizarnik y Alfonsina Storni. Indudablemente, la lista sería muy larga.
La poesía francesa conocida como de fin de siglo XIX, “fin de siécle” había caído en manos de estos malditos decadentes que no seguían las reglas convencionales y eran ignorados por la crítica. Pero tras la aparición del manifiesto del simbolismo, estos ascetas que habían innovado la métrica del verso, empezaron a tener cabida y reconocimiento en la sociedad.
Baudelaire es un poeta maldito por excelencia, es uno de los mayores innovadores de la literatura francesa y profeta de la poesía moderna. Su obra está muy influenciada por el romanticismo, pero se enfrentó a él rechazando la importancia extrema retórica de la naturaleza. Se inició en el moviendo literario conocido como los Parnasianos para después llegar a ser uno de los máximos exponentes del Simbolismo. Con su ironía y cinismo decadente, comenzó a usar los sonidos y los símbolos (muchos de ellos visualizados en estados de paraísos artificiales que le proporcionaban una fuente de imágenes inéditas) para crear una atmósfera donde el ser humano fluctuaba entre su nadir sublime y su cenit diabólico, lo excelso y lo grotesco, el ideal y la melancolía o tedio, conocida como Spleen. Tanto en su poesía, ensayos, como prosa poética destacan la morriña, el pánico al paso del tiempo con el conllevado deseo de infinito, la feroz crítica a la religión, moral e hipocresía de la sociedad de su tiempo.
Su obra indudablemente más conocida es Las Flores del Mal, dedicada a su maestro y amigo Théophile Gautier. Su estructura inicial está dividida en 6 partes; Esplín e Ideal, Escenas de Paris, El Vino, Las Flores del Mal, La Sublevación y La Muerte. Su obra fue censurada por ultraje a la moral pública.
Los Paraísos Artificiales es otra de sus obras de gran culto, en la que nos relata sus experiencias con el alcohol, el hachís y el opio.
Los pequeños Poemas en Prosa o El Spleen de Paris es una colección de 50 poemas escritos a modo de prosa. No existe seguimiento entre sus partes y se puede iniciar la lectura de forma aleatoria. Como dijo el autor” Quite usted una vértebra y los dos fragmentos de esta tortuosa fantasía volverán a unirse sin esfuerzo».
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