Hay tantos carnavales como pueblos hay en España. Cada uno con sus tradiciones y sus costumbres. Son los últimos vestigios del invierno y siempre con el mismo leitmotiv: la sátira contra el poder. Haremos un recorrido por los carnavales más divertidos y curiosos, pero desconocidos para la mayoría. Ni Canarias, ni Cádiz. Habrá desfiles y comparsas, pero en ese post vamos a intentar no caer en los típicos y los tópicos. Es el momento de adentrarnos en la España profunda.
Carnaval de Santoña, Santander: Este carnaval marinero se basa en una historia de amor que protagoniza un besugo gigante. Este pez, locamente enamorado, decide raptar a una sirena y le acaban juzgando por ello en el fondo del mar. Lo que le espera al besugo de Santoña es su propio entierro. Lo curioso es que es un carnaval monotemático con fines ecológicos: todos sus participantes se disfrazan de pez y difunden la necesidad de proteger nuestros mares.
Carnaval de Vilanova i La Geltrú, Barcelona: Los vilanoveses –ese es su gentilicio- tienen por costumbre celebrar una guerra de nata (conocida como La Merengada). Y por si eso fuera poco, hay que decir que su personaje estrella es el “Moixó Foguer”, un pájaro embadurnado de miel que recorre las calles del pueblo encerrado en una caja repleta de plumas. Es un auténtico espectáculo que no os podéis perder a sólo 42 kilómetros de Barcelona.
Carnaval de Villar del Arzobispo, Valencia: Lo más curioso de este carnaval es que sus lugareños entierran cada año una morcilla, en vez de una sardina. ¿Os imagináis? Y la cosa no termina ahí. El sábado de carnaval se celebra la “quemá del chinchoso”, es decir, se quema un muñeco a escala natural encarnado por el personaje más odiado del año. Para que os hagáis una idea, es una versión de Las Fallas en febrero y a pequeña escala.
Carnaval de Los Indianos, isla de La Palma (Canarias): Los indianos eran los emigrantes que volvían del otro lado del charco. Cuando llegaban, después de cumplir el sueño americano, eran recibidos en el puerto de La Palma por todo lo alto. Pues bien, esa tradición continúa. Se visten de época, los hombres con guayaberas y las mujeres con trajes antiguos y generalmente de color blanco o crema. Pero lo más peculiar del carnaval palmero es que, además de esto, sus habitantes se “empolvan” o se “enharinan” para la ocasión.
Carnaval de Laza, Ourense: No hay nadie que esos días salga a la calle en Laza sin disfrazar. Siempre ataviados con ropa llamativa, máscaras de madera y una ristra de cencerros a modo de cinturón. El domingo de carnaval, guerra de harina y el lunes todo el pueblo acude a otra guerra: en este caso de trapos embarrados. Dicho así no parece muy apetecible, pero os puedo asegurar que pasaréis un rato divertidísimo.
Carnaval de Tarragona: Aunque no es un pueblo, por su tamaño podría serlo. El carnaval tarraconés, con claros orígenes romanos, es uno de los más conocidos de toda la zona. El protagonista siempre es un difunto, el Rey de Carnestoltes, a cuyo entierro asisten personajes tan inverosímiles como un toro o un dragón, o el fuego como elemento purificador. El entorno es inmejorable y, para que conste en acta, es uno de los carnavales más antiguos de España.
Twitter: @DianaRPretel