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La famosa Catedral de Lisboa (Sé de Lisboa) es una de las iglesias más antiguas del país y por eso es un hito en la historia de la capital de Portugal.
Se comenzó a construir en el Siglo XII luego de las cruzadas. Anteriormente los árabes dominaban la región, pero el primer rey de Portugal, cuando llegó al poder ordenó que donde estaba la mezquita construyan la catedral que hoy podemos apreciar.
La estructura de la catedral es románica, aunque parece más un fuerte que una catedral, fue así construida porque la mentalidad en aquella época era la de defenderse del enemigo y pelear por no perder sus conquistas.
Portugal siempre fue un país muy sufrido por los terremotos, y esta catedral sufrió serias lesiones en su estructura tras el paso de algunos de ellos, pero hoy en día se mantiene en pie como antaño gracias a las restauraciones que se le realizan frecuentemente.
La fachada es rígida, de grandes muros impenetrables, un rosetón en el centro, los campanarios y un enorme porche característico del estilo románico de esa época.
Es digna de ser visitada porque su antigüedad a uno lo deja asombrado y entrar al templo también es mágico porque allí fue bautizado San Antonio de Padua en 1195.
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