Dubrovnik es una pequeña ciudad costera, de apenas 50.000 habitantes, ideal para unas mini vacaciones o un fin de semana. Enclavada en la Costa de Dalmacia, forma parte de Croacia desde 1991, aunque logró permanecer independiente durante casi mil años. Paseando por sus calles uno puede entender por qué se la conoce como la perla del Adriático y fue tan codiciada y asediada a lo largo de su historia. Normandos, venecianos, franceses, turcos, húngaros y austriacos han dejado sus huellas en ella, aportándole una gran diversidad cultural.
Si tienes pensado viajar a Dubrovnik, pero no dispones de mucho tiempo para visitarla, te proponemos un itinerario que puedes realizar en un día, para que no pierdas ni un minuto y puedas descubrir sus principales atractivos.
Un buen punto de partida es la Puerta de Pile, la antigua entrada principal a lo que hoy se conoce como la Stari Grad (ciudad vieja) y la muralla. Un puente levadizo te llevará hasta ella para experimentar aún más, si cabe, la sensación de estar en otro tiempo. La puerta es de estilo renacentista en su exterior, mientras que su interior es gótico. La Muralla es un paseo más que recomendable, con unas deliciosas vistas de la ciudad y del mar que la rodea, y termina en el Puerto Viejo, uno de los lugares más antiguos de Dubrovnik, de vital importancia en su historia, donde podrás visitar el Museo Marítimo.
Ya en la ciudad, es imprescindible una parada en la Plaza Luza, donde se concentra la vida social de los lugareños. Es la plaza principal y alberga interesantes fragmentos de la historia local, como el Palacio Sponza, la Torre del Reloj y la Columna de Roland.
Entrando en la calle Placa, la principal del casco histórico, uno puede observar la riqueza cultural y arquitectónica de Dubrovnik en todo su esplendor: la Iglesia de San Blas, una imponente catedral barroca en cuyo interior se esconde una estatua bañada en oro de San Blas, patrón de la ciudad; a pocos metros, el Palacio de los Rectores data del Renacimiento y era la sede del gobierno.
Saliendo de Placa, en dirección de nuevo a la Puerta Pile, se encuentra la pequeña Iglesia de St. Saviour. Posee elementos góticos y renacentistas y fue construida en 1520 como una ofrenda a Dios por haber sobrevivido a un terremoto. Tras ella, el Monasterio Franciscano, con su encantador claustro, puede presumir de albergar una de las farmacias más antiguas de Europa (1391). En su pequeño museo, además de reliquias, se pueden ver restos del ataque sufrido a manos de Yugoslavia.
En el exterior, como punto final de nuestro recorrido, te espera la fuente de Onofrio, el lugar ideal para hacer una pausa. Antiguamente, servía para abastecer de agua a la ciudad y aún conserva las 16 máscaras originales por donde sale el agua, de 1438.
Si dispones de más tiempo, puedes recorrer las pequeñas callejuelas del casco antiguo, que tanto recuerdan a Venecia, llenas de monumentos y espléndidos cafés donde relajarse o realizar una excursión en barco por las mágicas aguas del Adriático y descubrir las pequeñas islas de los alrededores.
Para tu estancia en este pequeño oasis, elige uno de nuestros Apartamentos en Dubrovnik del casco antiguo. Estarás a pocos metros de sus principales lugares de interés y podrás conocer de cerca las costumbres locales.